Misa a elección. Feria. Verde. -
San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia. (ML). Blanco.
San
Roberto nació en Montepulciano (Italia) en 1542. En 1560 ingresó a la
Compañía de Jesús y se destacó por su capacidad intelectual, que lo
llevó a ser un gran teólogo. Escribió muchas obras de doctrina, entre
ellas el Catecismo.
LECTURA
1Tim 3, 1-13
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
Querido
hijo: El que aspira a presidir la comunidad desea ejercer una noble
función. Por eso, el que preside debe ser un hombre irreprochable, que
se haya casado una sola vez, sobrio, equilibrado, ordenado, hospitalario
y apto para la enseñanza. Que no sea afecto a la bebida ni pendenciero,
sino indulgente, enemigo de las querellas y desinteresado. Que sepa
gobernar su propia casa y mantener a sus hijos en la obediencia con toda
dignidad. Porque si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar
la Iglesia de Dios? Y no debe ser un hombre recientemente convertido,
para que el orgullo no le haga perder la cabeza y no incurra en la misma
condenación que el demonio. También es necesario que goce de buena fama
entre los no creyentes, para no exponerse a la maledicencia y a las
redes del demonio. De la misma manera, los diáconos deben ser hombres
respetables, de una sola palabra, moderados en el uso del vino y
enemigos de ganancias deshonestas. Que conserven el misterio de la fe
con una conciencia pura. Primero se los pondrá a prueba, y luego, si no
hay nada que reprocharles, se los admitirá al diaconado. Que las mujeres
sean igualmente dignas, discretas para hablar de los demás, sobrias y
fieles en todo. Los diáconos deberán ser hombres casados una sola vez,
que gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. Los que desempeñan bien
su ministerio se hacen merecedores de honra y alcanzan una gran firmeza
en la fe de Jesucristo.
Palabra de Dios.
Comentario
Desde
los inicios, la Iglesia ha buscado organizarse. No siempre los
ministerios han sido los mismos ni han cumplido las mismas funciones.
Los roles han ido modificándose porque la Iglesia, al ser dinámica, ha
tenido que responder en cada tiempo con nuevas estructuras.
SALMO
Sal 100, 1-3b. 5-6
R. ¡Procederé con rectitud de corazón!
Celebraré
con un canto la bondad y la justicia: a ti, Señor, te cantaré; expondré
con sensatez el camino perfecto: ¿cuándo vendrás en mi ayuda? R.
Yo
procedo con rectitud de corazón en los asuntos de mi casa; nunca pongo
mis ojos en cosas infames. Detesto la conducta de los descarriados. R.
Al que difama en secreto a su prójimo lo hago desaparecer; al de mirada altiva y corazón soberbio no lo puedo soportar. R.
Pongo mis ojos en las personas leales para que estén cerca de mí; el que va por el camino perfecto es mi servidor. R.
EVANGELIO
Lc 7, 11-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús
se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de
una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la
ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha
gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo:
"No llores". Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban
se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te lo ordeno, levántate". El
muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un
gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su
Pueblo". El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda
la Judea y en toda la región vecina.
Palabra del Señor.
Comentario
"'No
llores', le dijo a la madre, y tocó el dolor. A veces me pregunto si no
marchamos, en ciertas circunstancias de la vida de nuestra sociedad,
como en un triste cortejo, y si no insistimos en ponerle una lápida a
nuestra búsqueda como si camináramos a un destino inexorable, enhebrado
de imposibles; y nos conformamos con pequeñas ilusiones desprovistas de
esperanza" (Card. Jorge Bergoglio, 25/5/2000).
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