sábado, 14 de septiembre de 2013

La Exaltación de la Santa Cruz. (F). Rojo.
Según un antiguo relato, santa Helena, madre del emperador Constantino, descubrió en Jerusalén los restos de la cruz de Cristo un 14 de septiembre. A partir de ese hallazgo, en el año 335 mandó a construir un templo en el monte Calvario. En la actualidad, el motivo de la celebración se centra en el misterio de la cruz como lugar de la revelación del amor de Dios, que en la muerte de su Hijo manifiesta la salvación de los hombres. En la cruz contemplamos el escándalo de la injusticia, del pecado y de la muerte, que intentan destruir la vida, pero son vencidos por el amor de Dios.
LECTURA
Núm 21, 4b-9
En el camino por el desierto, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!". Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sano". Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano.
Palabra de Dios.

Comentario
El texto nos ofrece una mirada simbólica sobre la dualidad "abajo-arriba". Las serpientes se arrastran por la tierra, y su veneno mata, así como "mataba" a los israelitas su murmuración y rebeldía. Para salir de esa situación rastrera, fue necesario alzar los ojos, mirar hacia arriba, porque de arriba llega la salvación. En este simbolismo "abajo-arriba", el episodio de la serpiente es un anticipo de la cruz en la que Cristo será elevado.

SALMO
Sal 77, 1-2. 34-38
R. No olviden las proezas del Señor.
Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de mi boca: yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado. R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban y se volvían a él ansiosamente: recordaban que Dios era su roca, y el altísimo, su libertador. R.
Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas; su corazón no era sincero con él y no eran fieles a su alianza. R.
El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor. R.

SEGUNDA LECTURA
Flp 2, 6-11
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor".
Palabra de Dios.

Comentario
Este antiguo himno cristiano también usa del simbolismo "abajo-arriba". Jesucristo no sólo se abajó hasta hacerse un ser humano y morir, sino que murió con la pena de muerte más humillante que aplicaban los romanos, que era la cruz. Este castigo se destinaba a los peores criminales, que no tenían el privilegio de la ciudadanía romana. De ese abajamiento total, Dios levanta a Jesucristo hasta el lugar más alto, y lo hace Señor. Así lo aclamamos nosotros.

EVANGELIO
Jn 3, 13-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él".
Palabra del Señor.

Comentario
Dios ama al mundo, ama toda su obra y a todos los seres humanos. Por eso mismo, no quiere condenarnos, sino salvarnos. La salvación está en mirar hacia arriba y creer en lo que viene de arriba. Allí está Jesucristo en la cruz, donde fue levantado para atraer a todos. Y más arriba aún, porque Cristo no se quedó en la cruz, está exaltado junto al Padre.

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