lunes, 1 de noviembre de 2010

Todos los santos. (S). Blanco.

"La veneración pública de los santos en la Iglesia comenzó ya desde el siglo II. Se desarrolló en las primeras comunidades locales. Y tuvo su origen y fundamento en la tumba del mártir, pues se creía que quien había derramado su sangre por Cristo podía interceder desde el cielo por los que lo invocaban. De la memoria y veneración de los mártires se fue pasando progresivamente a la oración y súplica a los mismos y la creencia en su eficaz intercesión. Este mismo culto y veneración se extendió también en el siglo IV a las vírgenes y confesores. Estos últimos son aquellos que 'confesaron públicamente su fe' pero no dieron la vida en tormentos, como los mártires" (P. Santidrián-C. Astruga, Diccionario de los Santos, Ed. Verbo Divino).

PRIMERA LECTURA

Apoc 7, 2-4. 9-14

Lectura del libro del Apocalipsis

Yo, Juan, vi a un ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: "No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios". Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000 pertenecientes a todas las tribus de Israel. Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: "¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!". Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: "¡Amén! ¡Alabanza, gloría y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!". Y uno de los ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?". Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Éstos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero".

Palabra de Dios.



Comentario

"Esta visión enfoca la gran multitud con túnicas blancas, que alaban a Dios y al Cordero, no por su victoria, sino por su salvación. La ideología política del momento decretaba que la fuente de bienestar, paz y salvación era el emperador romano. ¡Qué refutación más fuerte contrapone Juan! Él insiste en lo que dice Jesús: los sufrimientos actuales apenas son dolores de parto de un mundo renovado y liberado del mal" (Ricardo Foulkes, Apocalipsis, Comentario Bíblico Latinoamericano, Ed. Verbo Divino).



SALMO

Sal 23, 1-6

R. ¡Benditos los que buscan al Señor!

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente. R.

Él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.



SEGUNDA LECTURA

1Jn 3, 1-3

Lectura de la primera carta de san Juan.

Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro.

Palabra de Dios.



Comentario

Los santos ya están viendo a Dios. Esa es nuestra esperanza: compartir la comunión de amor con la Santísima Trinidad y entrar en su misterio. Entonces se terminarán nuestras preguntas e inquietudes porque conoceremos a Dios tal cual es.



EVANGELIO

Mt 4, 25?5, 12

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron".

Palabra del Señor.



Comentario

Jesús pronunció las bienaventuranzas frente a una multitud que lo seguía. Seguramente, muchos de esos hombres y mujeres merecían esta felicitación, por vivir como hijos e hijas de Dios. Los santos a los cuales veneramos reciben también esta felicitación de Jesús. Pero ampliemos la mirada. No sólo los santos que están en los altares han vivido las condiciones de las bienaventuranzas. ¡Cuántas personas cercanas a nosotros están llenas del espíritu de las bienaventuranzas! Su santidad es silenciosa, como la levadura en la masa. Demos gracias por los santos y santas que Dios nos pone en el camino.

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