martes, 16 de noviembre de 2010

Misa a elección. Feria. Verde. - Santa Margarita de Escocia. (ML). Blanco. - Santa Gertrudis, virgen. (ML). Blanco.

Santa Gertrudis es una de las grandes místicas de la Edad Media. Vivió en la abadía benedictina de Helfta, dedicada al estudio de la liturgia, los escritos de los padres de la Iglesia y la Sagrada Escritura. Dejó numerosos escritos de teología y de espiritualidad, que han tenido una gran influencia en la vida de la Iglesia. Murió en el año 1302.

LECTURA

Apoc 3, 1-6. 14-22

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, oí al Señor que me decía: Escribe al Ángel de la Iglesia de Sardes: "El que posee los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas afirma: 'Conozco tus obras: aparentemente vives, pero en realidad estás muerto. Permanece alerta y reanima lo que todavía puedes rescatar de la muerte, porque veo que tu conducta no es perfecta delante de mi Dios. Recuerda cómo has recibido y escuchado la Palabra: consérvala fielmente y arrepiéntete. Porque si no vigilas, llegaré como un ladrón, y no sabrás a qué hora te sorprenderé. Sin embargo, tienes todavía en Sardes algunas personas que no han manchado su ropa: ellas me acompañarán vestidas de blanco, porque lo han merecido. El vencedor recibirá una vestidura blanca, nunca borraré su nombre del Libro de la Vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y de sus Ángeles'. El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias". Escribe al Ángel de la Iglesia de Laodicea: "El que es el Amén, el Testigo fiel y verídico, el Principio de las obras de Dios, afirma: 'Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca. Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. Por eso, te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista. Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reanima tu fervor y arrepiéntete! Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos. Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como Yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono'. El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias".

Palabra de Dios.



Comentario

"La promesa para el vencedor: con la indicación de que Jesús mismo hubo de conquistar con lucha su gloria e imperio en el trono del Padre (cfr. Lc 24, 26), se promete la participación en el señorío final de Dios sobre todas las cosas a aquellos que no se entregan al mundo, sino que a ejemplo suyo (Jn 16, 33) lo vencen con la fuerza de su fe (cfr. 1Jn 5, 4)" (E. Schick, El Apocalipsis, Ed. Herder).



SALMO

Sal 14, 2-5

R. Al vencedor, lo haré sentar conmigo en mi trono.

El que procede rectamente y practica la justicia, el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. R.

El que no se retracta de lo que juró, aunque salga perjudicado, el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así nunca vacilará. R.



EVANGELIO

Lc 19, 1-10

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más". Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".

Palabra del Señor.



Comentario

No hay nada que esté totalmente perdido. Ningún hombre ni ninguna mujer está fuera del proyecto salvador de nuestro Padre. Por lo tanto, no somos nosotros los que decidimos a quién va el mensaje y a quién hay que descuidar. Seamos también nosotros universales, como lo fue el Señor.

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