lunes, 8 de noviembre de 2010

De la feria. Verde.

LECTURA

Tit 1, 1-9

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito.

Carta de Pablo, servidor de Dios y apóstol de Jesucristo para conducir a los elegidos de Dios a la fe y al conocimiento de la verdadera piedad, con la esperanza de la Vida eterna. Esta Vida ha sido prometida antes de todos los siglos por el Dios que no miente, y a su debido tiempo, él manifestó su Palabra, mediante la proclamación de un mensaje que me fue confiado por mandato de Dios, nuestro Salvador. A Tito, mi verdadero hijo en nuestra fe común, le deseo la gracia y la paz que proceden de Dios, el Padre, y de Cristo Jesús, nuestro Salvador. Te he dejado en Creta, para que terminaras de organizarlo todo y establecieras presbíteros en cada ciudad de acuerdo con mis instrucciones. Todos ellos deben ser irreprochables, no haberse casado sino una sola vez y tener hijos creyentes, a los que no se pueda acusar de mala conducta o rebeldía. Porque el que preside la comunidad, en su calidad de administrador de Dios, tiene que ser irreprochable. No debe ser arrogante, ni colérico, ni bebedor, ni pendenciero, ni ávido de ganancias deshonestas, sino hospitalario, amigo de hacer el bien, moderado, justo, piadoso, dueño de sí. También debe estar firmemente adherido a la enseñanza cierta, la que está conforme a la norma de la fe, para ser capaz de exhortar en la sana doctrina y refutar a los que la contradicen.

Palabra de Dios.



Comentario

"Pablo sigue su costumbre de no echar más que los cimientos de las comunidades. La organización concreta de la iglesia de Creta corresponde a Tito. La consigna de Pablo es que en cada lugar establezca un responsable u obispo. Pero también se habla del establecimiento de 'presbíteros' o 'ancianos', especie de cuerpo o 'colegio' para gobernar la comunidad. Desempeñarán su función de servicio a la comunidad con fidelidad a la Palabra recibida a la hora de enseñar la sana doctrina y de refutar las objeciones" (Comentario de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española).



SALMO

Sal 23, 1-6

R. ¡Benditos los que buscan tu rostro, Señor!

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos, ni jura falsamente. R.

Él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.



EVANGELIO

Lc 17, 1-6

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús dijo a sus discípulos: "Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: 'Me arrepiento', perdónalo". Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". Él respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería".

Palabra del Señor.



Comentario

El escándalo es un objeto que hace tropezar en el camino. En el lenguaje bíblico, escandalizar es hacer pecar a otro. Por eso, ¡ay de aquel que hace tropezar a su hermano! Y cuánto más debemos cuidarnos de no entorpecer el camino de los pequeños, sino, al contrario, guiarlos en el bien y la verdad.

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