domingo, 30 de enero de 2011

Semanario Nº 192º

Por donde va la corriente
Bajo un sol abrasador, dos africanos descendían por el río Zambeze,
remando en su angosta piragua. Oculto bajo las tranquilas aguas, un
cocodrilo, aguardaba su presa. De repente, la canoa fue sacudida con
violencia.
El cocodrilo hundió sus dientes en uno de los remos. Desequilibrados,
los dos remeros cayeron en las profundas aguas. Al ver la muerte ante
sí, trataron de escabullirse. Uno recordó el consejo de los ancianos:
"Si caes en un río invadido por cocodrilos, nada debajo del agua río
arriba, porque el cocodrilo, en busca de su presa, siempre se deja
llevar por la corriente".
Después de muchos esfuerzos, este hombre alcanzó la orilla sano y
salvo. Su compañero eligió la solución más fácil: nadó en el sentido
de la corriente, pero también en el sentido del cocodrilo. Muy cerca
de la ribera, su pierna fue atrapada por la terrible bestia que lo
arrastró al fondo del río.

El peligro está tan presente en un río lleno de cocodrilos como al
seguir las corrientes de la moda de este mundo: la opinión pública,
los placeres dudosos, el amor al dinero, la popularidad... ¿Andas tú
en la dirección correcta, o en el sentido de la corriente? Dios dice:
"Hay caminos que al hombre le parecen rectos; pero al final conducen a
la muerte". (Proverbios 14:12).

Me gusta la gente
Me gusta la gente con la cabeza en su lugar, que sea espiritual, con
idealismo en los ojos y los pies en la realidad...Me gusta la gente
que ríe, llora, se emociona con una simple carta, un llamado, una
canción suave, una buena película, un buen libro, un gesto de cariño,
un abrazo.
Gente que ama y tiene nostalgias; le gustan los amigos, cultiva
flores, ama los animales, admira paisajes, la poesía y sabe escuchar.
Gente que tiene tiempo para sonreír, pedir perdón, repartir ternuras,
compartir vivencias y tiene espacio para las emociones dentro de sí,
emociones que fluyen naturalmente de adentro de su ser. Gente que le
gusta hacer las cosas que le gustan, sin huir de compromisos
difíciles, por más desgastantes que sean.
Gente que ayuda, orienta, entiende, aconseja, busca la verdad y
siempre quiere aprender, aunque sea de un niño, de un pobre, de un
analfabeto... Gente de corazón desarmado, sin odio y preconceptos
baratos, con mucho amor dentro de sí. Gente que se equivoca y lo
reconoce, cae y se levanta, asimila los golpes, tomando lecciones de
los errores, y superando sus lágrimas y sufrimientos... ¡Sí! Me gusta
mucho la gente así. ¡Como tú!

Cántico de las criaturas
Loado seas, mi Señor, por todas tus criaturas, en especial por nuestro
hermano sol, que nos da el día. Por él nos iluminas, y es bello y
radiante con gran esplendor. De ti, Altísimo, nos trae la imagen.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana luna y por las estrellas.
Las has formado en el cielo claras, preciosas y bellas. Loados seas,
mi Señor, por nuestro hermano el viento y por el aire y nubes y calma
y todo tiempo…
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana agua, que es muy útil y
humilde y preciosa y pura. Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego.
Con él alumbras la noche, y es alegre y robusto y fuerte y bello… San
Francisco de Asís.

En la clase de historia
Resumiendo la clase de historia, la maestra pregunta:
- Jaimito, ¿por qué es famoso Colón?
- Por su memoria. Responde con gran aplomo.
- ¿Por su memoria? Pregunta extrañada y seria la docente.
- Sí, porque en su monumento está escrito: «a la memoria de Colón».

Pensamientos
- Compórtate siempre como si te observasen diez ojos y te señalasen
diez manos. Confucio.
- No es con alabanzas sino con nuestra imitación como hemos de honrar
a los muertos. Tácito.
- Los enemigos también resultan útiles: nos señalan nuestras faltas y
nos dicen muchas verdades. Son maestros que no tenemos que pagar.
Plutarco.
- Por muy malas cosas que diga de ti un murmurador, estate seguro que
Dios las sabe peores. Proverbio árabe.
- Lo más difícil es conocernos a nosotros mismos; lo más fácil hablar
mal de los demás. Tales de Mileto.
- Vencerse a sí mismo es el medio para no ser nunca vencido por los
demás; ser dueño de sí mismo es el medio de no tener ningún otro
dueño. Máxima china.
- Nuestras virtudes se harían orgullosas, si nuestras faltas no se
encargasen de fustigarlas. Shakespeare.

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