miércoles, 11 de enero de 2012

De la feria. Verde.

LECTURA

1Sam 3, 3-10. 19

Lectura del primer libro de Samuel.

Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: "Aquí estoy". Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Pero Elí le dijo: "Yo no te llamé; vuelve a acostarte". Y él se fue a acostar. El Señor llamó a Samuel una vez más. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Elí le respondió: "Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte". Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada. El Señor llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: "Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha". Y Samuel fue a acostarse en su sitio. Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: "¡Samuel, Samuel!". Él respondió: "Habla, porque tu servidor escucha". Samuel creció; el Señor estaba con él, y no dejó que cayera por tierra ninguna de sus palabras.

Palabra de Dios.



Comentario

Samuel es joven, casi un niño. Y necesita ser acompañado en el descubrimiento y encuentro con Dios. Elí es el encargado de esta catequesis, tan personalizada como iluminadora. Elí acompaña, señala, muestra, enseña. Y así Samuel tendrá la posibilidad de optar, aceptar y encontrarse con el Señor. Todo un modelo catequístico.



SALMO

Sal 39, 2. 5. 7-10

R. ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!

Esperé confiadamente en el Señor: Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. ¡Feliz el que pone en el Señor toda su confianza, y no se vuelve hacia los rebeldes que se extravían tras la mentira! R.

Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: "Aquí estoy". R.

"En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón". R.

Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. R.



EVANGELIO

Mc 1, 29-39

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos. Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús sanó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando". Él les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido". Y fue por toda la Galilea, predicando en las sinagogas de ellos y expulsando demonios.

Palabra del Señor.



Comentario

Cuando hacemos algo bueno no pasa desapercibido, aunque lo hagamos casi a escondidas. Jesús solo curó a una mujer, y esto bastó para que en pocas horas mucha gente se acercara a él. Es hermoso saber que el bien crece, aunque nos hagan creer lo contrario.

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