sábado, 22 de octubre de 2011

Misa a elección. Feria. Verde. - Beato Juan Pablo II, papa. (ML). Blanco. - Beato Timoteo Giaccardo, presbítero. (ML). Blanco. - Santa María en sábado. (ML). Blanco.

Timoteo, oriundo de Narzole, Italia. No se cuenta con datos de su infancia; siendo aún muy joven, tuvo lugar su encuentro con el padre Santiago Alberione (fundador de la Sociedad de San Pablo), acontecimiento que motivó su ingreso en el seminario de Alba. En 1917, se integró a la orden citada, donde se desempeñó como formador de jóvenes. Fue el primer sacerdote y vicario general de su congregación. Era tanta su fe, dedicación e inteligencia, que el fundador lo llamaba "señor maestro"; posteriormente, lo definió "fidelísimo entre los fieles". El padre Giaccardo se ganó la admiración de quienes lo conocieron. En 1926 fundó la primera casa paulina en Roma. Regresó a Alba, donde tomó el cargo de superior (1936). Entre sus obras más trascendentes está el impulso a formas nuevas de evangelización, como lo es la fundación de editoriales; de esto opinaba: "El apostolado de las ediciones debe iluminar todos los apostolados...". Todo lo hacía sin suspender su intensa vida espiritual y de oración. Sus restos descansan en Roma, en el santuario de María Reina de los Apóstoles. En su sepulcro se grabó este pensamiento: "Yo te pido, Jesús, divino Maestro, que mi sepulcro sea semilla de virginidad, y mi paraíso, una irrigación". Juan Pablo II lo beatificó en 1989. (http://padrenuestro.net/iglesia/modules/smartsection/item.php?itemid=1029)

LECTURA

Rom 8, 1-11

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: Ya no hay condenación para aquellos que viven unidos a Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu, que da la Vida, te libró, en Cristo Jesús, de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no podía hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios lo hizo, enviando a su propio Hijo, en una carne semejante a la del pecado, y como víctima por el pecado. Así él condenó el pecado en la carne, para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que ya no vivimos conforme a la carne sino al espíritu. En efecto, los que viven según la carne desean lo que es carnal; en cambio, los que viven según el espíritu desean lo que es espiritual. Ahora bien, los deseos de la carne conducen a la muerte, pero los deseos del espíritu conducen a la vida y a la paz, porque los deseos de la carne se oponen a Dios, ya que no se someten a su Ley, ni pueden hacerlo. Por eso, los que viven de acuerdo con la carne no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes.

Palabra de Dios.



Comentario

Pablo opone "ley" y "gracia", en una interpretación particular de la tradición de su fe judía. Para el apóstol, no podemos alcanzar la salvación por el mero hecho de cumplir una ley, por más religiosa que ésta sea. La salvación nos ha llegado por Jesús, que no miró nuestros méritos, sino nuestra pobreza y pecado.



SALMO

Sal 23, 1-6

R. ¡Benditos los que buscan tu rostro, Señor!

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la fundó sobre los mares, Él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos. R.

Él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.



EVANGELIO

Lc 13, 1-9

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

En cierta ocasión se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Entonces córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'. Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".

Palabra del Señor.



Comentario

No hay que perder las esperanzas de que algo en nuestra vida, o en la vida de los otros, o en nuestra comunidad, produzca su fruto. Pero la esperanza está sostenida por el trabajo de cavar y cuidar este árbol.

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