jueves, 21 de octubre de 2010

De la feria. Verde.

LECTURA

Ef 3, 14-21

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.

Hermanos: Doblo mis rodillas delante del Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra. Que él se digne fortificarlos por medio de su Espíritu, conforme a la riqueza de su gloria, para que crezca en ustedes el hombre interior. Que Cristo habite en sus corazones por la fe, y sean arraigados y edificados en el amor. Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios. ¡A aquel que es capaz de hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o pensar, por el poder que obra en nosotros, a él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones y para siempre! Amén.

Palabra de Dios.



Comentario

La carta usa una imagen muy plástica: "la anchura y la longitud, la altura y la profundidad", para hablar de la inmensidad del amor de Dios. Ese amor excede cualquier medida. Y siendo tan inmenso, habita en la pequeñez y la fragilidad de nuestro corazón por el Espíritu Santo.



SALMO

Sal 32, 1-2. 4-5. 11-12. 18-19

R. La tierra está llena del amor del Señor.

Aclamen, justos, al Señor; es propio de los buenos alabarlo. Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Porque la palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.

El designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo largo de las generaciones. ¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se eligió como herencia! R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.



EVANGELIO

Lc 12, 49-53

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús dijo a sus discípulos: "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".

Palabra del Señor.



Comentario

Jesús usa el símbolo del fuego. El fuego es irrefrenable, va encendiendo todo a su paso, y transmite su calor a lo que está cerca. Así, ardientes y contagiosos, quiere Jesús que vivamos. Él no se conforma con medias tintas. Nos quiere encendidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!