jueves, 23 de septiembre de 2010

San Pío de Pietrelcina, presbítero. (MO). Blanco.

Este sacerdote italiano había sido bautizado con el nombre de Francisco, ya que toda su familia tenía gran devoción a San Francisco de Asís. Se destacó en la dirección espiritual y recibió los estigmas de Cristo. Tuvo muchos problemas de salud, y durante su vida fue muy cuestionado. Falleció en el año 1968, serenamente y sin los estigmas, y se lo venera popularmente con el nombre de "Padre Pío".

LECTURA

Ecl 1, 2-11

Lectura del libro del Eclesiastés.

¡Vanidad, pura vanidad!, dice el sabio Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! ¿Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol? Una generación se va y la otra viene, y la tierra siempre permanece. El sol sale y se pone, y se dirige afanosamente hacia el lugar de donde saldrá otra vez. El viento va hacia el sur y gira hacia el norte; va dando vueltas y vueltas, y retorna sobre su curso. Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al mismo lugar donde van los ríos, allí vuelven a ir. Todas las cosas están gastadas, más de lo que se puede expresar. ¿No se sacia el ojo de ver, el oído no se cansa de escuchar? Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol! Si hay algo de lo que dicen: "Mira, esto sí que es algo nuevo", en realidad, eso mismo ya existió muchísimo antes que nosotros. No queda el recuerdo de las cosas pasadas, ni quedará el recuerdo de las futuras en aquéllos que vendrán después.

Palabra de Dios.



Comentario

"La afirmación general de que todo es vanidad, no excluye que haya algo que no sea vanidad: la imperfección en un objeto puede hacer que ese objeto sea inútil, pero no que todas sus partes sean inútiles. Pensemos en un coche en el que no funciona el motor; el coche en cuanto tal es inútil, pero muchas de sus piezas siguen siendo aprovechables" (J. Vilches, Eclesiastés o Qohelet).



SALMO

Sal 89, 3-6. 12-14. 17

R. ¡Tú eres nuestro refugio, Señor!

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos". Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R.

Tú los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de mañana: por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita. R.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...? Ten compasión de tus servidores. R.

Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos. R.



EVANGELIO

Lc 9, 7-9

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que Jesús hacía y enseñaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: "Es Juan, que ha resucitado". Otros decían: "Es Elías, que se ha aparecido", y otros: "Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado". Pero Herodes decía: "A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es éste del que oigo decir semejantes cosas?". Y trataba de verlo.

Palabra del Señor.



Comentario

Así podría comenzar un proceso de fe: teniendo ganas de ver a Jesús. Y lo sabemos porque a Zaqueo también le pasó lo mismo cuando trepó un árbol para verlo. Sin embargo no basta el deseo. Las ganas de ver a Jesús deben estar motivadas por un movimiento del corazón y no por el deseo de ver un show.

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