viernes, 24 de septiembre de 2010

Nuestra Señora de la Merced. (MO). Blanco.

Esta advocación representa a María con unas cadenas rotas: es la señal de la liberación de los cautivos. Ella engendró al Salvador que nos libera de todas las cadenas: del odio, de la muerte y del pecado.

LECTURA

Jud 15, 8-10; 16, 13-14

Lectura del libro de Judit.

En aquellos días: El sumo sacerdote Joaquín y los ancianos del pueblo de Israel, que habitaban en Jerusalén, vinieron para contemplar los beneficios con que Dios había colmado a Israel, y también para ver a Judit y saludarla. Al verla, todos a una, la elogiaron y le dijeron: "Tú eres la gloria de Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú insigne honor de nuestra raza! Al realizar todo esto con tu propia mano, has hecho un gran bien a Israel, y Dios ha aprobado tu obra. Que el Señor todopoderoso te bendiga para siempre". Y todo el pueblo dijo: "¡Amén!". Judit dijo: "Cantaré a mi Dios un canto nuevo: ¡Señor, tú eres grande y glorioso, admirable por tu poder e invencible! Que te sirvan todas las criaturas, porque tú lo dijiste y fueron hechas, enviaste tu espíritu y él las formó, y nadie puede resistir a tu voz".

Palabra de Dios.



SALMO

[Sal] Lc 1, 46-50. 53-54

R. Mi alma se regocija en mi Dios.

Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. R.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su nombre es santo! R.

Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. R.

Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre". R.



EVANGELIO

Jn 19, 25-27

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como suya.

Palabra de Dios.



Comentario

Ecl 3, 1-11

Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol: un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado; un tiempo para matar y un tiempo para sanar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse; un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y un tiempo para tirar; un tiempo para rasgar y un tiempo para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar; un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz. ¿Qué provecho obtiene el trabajador con su esfuerzo? Yo vi la tarea que Dios impuso a los hombres para que se ocupen de ella. Él hizo todas las cosas apropiadas a su tiempo, pero también puso en el corazón del hombre el sentido del tiempo pasado y futuro, sin que el hombre pueda descubrir la obra que hace Dios desde el principio hasta el fin.

Palabra de Dios.



Comentario

El autor de este libro, que parece ser un escéptico, es en verdad un crítico de la realidad. Parece que no está conforme con nada, sin embargo, nos está enseñando algo muy importante: nada se escapa al poder creador de Dios. Y desde esa afirmación se puede construir una vida de fe, al considerar que todo y todos dependemos de Dios.



SALMO

Sal 143, 1a. 2-4

R. ¡Bendito sea el Señor, mi Roca!

Bendito sea el Señor, mi Roca, él es mi bienhechor y mi fortaleza, mi baluarte y mi libertador; él es el escudo con que me resguardo. R.

Señor, ¿qué es el hombre para que tú lo cuides, y el ser humano, para que pienses en él? El hombre es semejante a un soplo, y sus días son como una sombra fugaz. R.



EVANGELIO

Lc 9, 18-22

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Un día en qué Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios". Y el les ordenó terminantemente que no lo anunciaran a nadie, diciéndoles: "El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".

Palabra del Señor.



Comentario

Tanto en tiempos de Jesús como en nuestros tiempos siempre ha sido difícil estar solo. Y hablamos de la actitud de estar en silencio, frente a uno mismo, frente a Dios, contemplando simplemente lo que somos. Desde esa soledad Jesús también se plantearía sobre su vocación. ¿Y nosotros? ¿Seguimos poniendo ruido a nuestra vida para no escuchar su voz?

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