martes, 20 de julio de 2010

Misa a elección. Feria. Verde. - San Apolinar, obispo y mártir. (ML). Rojo.

La tradición cuenta que san Pedro llevó consigo a Apolinar desde Antioquía a Roma y luego lo envió a evangelizar a Rávena. De allí fue a la provincia de Emilia, de donde fue expulsado a Misia por un juez luego de torturarlo. Allí fue azotado y castigado duramente con golpes de palos hasta que murió el 3 de julio del año 81.

LECTURA

Miq 7, 14-15. 18-20

Lectura de la profecía de Miqueas.

¡Señor, apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive solitario en un bosque, en medio de un vergel! ¡Que sean apacentados en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos! Como en los días en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas. ¿Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu herencia? Él no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad. Él volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados. Manifestarás tu lealtad a Jacob y tu fidelidad a Abraham, como lo juraste a nuestros padres desde los tiempos remotos.

Palabra de Dios.



Comentario

El pueblo debe ser capaz de reconocer su culpa, su pecado y sus desvíos. Hoy, en tiempos del Bicentenario hay mucha culpa y pecado que reconocer, hay mucha necesidad de perdón y de reconciliación.



SALMO

Sal 84, 2-8

R. ¡Manifiéstanos tu misericordia, Señor!

Fuiste propicio, Señor, con tu tierra, cambiaste la suerte de Jacob; perdonaste la culpa de tu pueblo, lo absolviste de todos sus pecados. R.

¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro; olvida tu aversión hacia nosotros! ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Mantendrás tu ira eternamente? R.

¿No volverás a darnos la vida, para que tu pueblo se alegre en ti? ¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación! R.



EVANGELIO

Mt 12, 46-50

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte". Jesús le respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?". Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".

Palabra del Señor.



Comentario

Nuestra vida ya no está limitada a un entorno familiar. Nuestra familia es la comunidad, el mundo. Estamos abiertos a las relaciones que Dios nos proponga, considerando a los otros como hermanas y hermanos. Es un nuevo tiempo, una nueva creación y un nuevo nacimiento a una nueva familia.

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