jueves, 15 de julio de 2010

Jueves 15 -

San Buenaventura, - obispo y doctor de la Iglesia. (MO). Blanco.

Desde joven, siendo ya fraile franciscano, Buenaventura se destacó por su sabiduría y su amor por las Escrituras. Rencillas internas de la Universidad de París hicieron que dejara algunos años la cátedra, a la que volvió como maestro junto a santo Tomás de Aquino en el año 1256. Fue nombrado arzobispo de Albano. Se destacó como filósofo, teólogo y maestro espiritual.

LECTURA

Is 26, 7-9. 12. 16-19

Lectura del libro de Isaías.

La senda del justo es recta, tú allanas el sendero del justo. Sí, en la senda trazada por tus juicios, esperamos en ti, Señor: tu Nombre y tu recuerdo son el deseo de nuestra alma. Mi alma te desea por la noche, y mi espíritu te busca de madrugada, porque cuando tus juicios se ejercen sobre la tierra, los habitantes del mundo aprenden la justicia. Señor, tú nos aseguras la paz, porque eres tú el que realiza por nosotros todo lo que nosotros hacemos. En medio de la angustia, Señor, acudimos a ti, clamamos en la opresión, cuando nos golpeaba tu castigo. Como la mujer embarazada, que está por dar a luz, se retuerce y da gritos de dolor, así éramos nosotros delante de ti, Señor. Hemos concebido, nos hemos retorcido, y no dimos a luz más que viento. ¡No hemos traído la salvación a la tierra, no le nacieron habitantes al mundo! Pero tus muertos revivirán, se levantarán sus cadáveres. ¡Despierten y griten de alegría los que yacen en el polvo! Porque tu rocío es un rocío de luz, y la tierra dará vida a las Sombras.

Palabra de Dios.



Comentario

La oración brota desde lo más profundo, y expresa los sentimientos más íntimos. Es el deseo de encontrar a Dios, de conocerlo y amarlo y disfrutar de su presencia. En medio de los dolores y las angustias, en medio de tantas cosas que parecen sin sentido, este deseo de Dios orienta nuestra vida.



SALMO

Sal 101, 13-21

R. El Señor miró a la tierra desde el cielo.

Tú, Señor, reinas para siempre, y tu Nombre permanece eternamente. Tú te levantarás, te compadecerás de Sión, porque ya es hora de tenerle piedad, tus servidores sienten amor por esas piedras y se compadecen de esas ruinas. R.

Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria. R.

Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.



EVANGELIO

Mt 11, 28-30

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús tomó la palabra y dijo: "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".

Palabra del Señor.



Comentario

Hoy se escucha por todas partes, y seguramente también nosotros lo decimos alguna vez: "Estoy tan cargado", "Estoy sobrepasado de cosas". Y nos condenamos a una vida de esclavos, doblados por el agobio. Jesús dice que tomemos su carga? ¿Un lastre más para soportar? Saquémosnos las mochilas pesadas que nos oprimen, y tomemos el yugo de Jesús, que nos aligera los pasos.

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