jueves, 20 de junio de 2013

De la feria. Verde.
LECTURA
2Cor 11, 1-11
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: ¡Ojalá quisieran tolerar un poco de locura de mi parte! De hecho, ya me toleran. Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al único Esposo, Cristo, para presentarlos a él como una virgen pura. Pero temo que, así como la serpiente, con su astucia, sedujo a Eva, también ustedes se dejen corromper interiormente, apartándose de la sinceridad debida a Cristo. Si alguien viniera a predicarles otro Jesucristo, diferente del que nosotros hemos predicado, o si recibieran un Espíritu distinto del que han recibido, u otro Evangelio diverso del que han aceptado, ¡ciertamente lo tolerarían! Yo pienso, sin embargo, que no soy inferior a ésos que se consideran "apóstoles por excelencia". Porque, aunque no soy más que un profano en cuanto a la elocuencia, no lo soy en cuanto al conocimiento; y esto lo he demostrado en todo y delante de todos. ¿Acaso procedí mal al anunciarles gratuitamente la Buena Noticia de Dios, humillándome a mí mismo para elevarlos a ustedes? Yo he despojado a otras Iglesias, aceptando su ayuda, para poder servirlos a ustedes. Y cuando estaba entre ustedes, aunque me encontré necesitado, no fui gravoso para nadie, porque los hermanos que habían venido de Macedonia me proveyeron de lo que necesitaba. Siempre evité serles una carga, y así lo haré siempre. Les aseguro por la verdad de Cristo que reside en mí, que yo no quiero perder este motivo de orgullo en la región de Acaya. ¿Será acaso porque no los amo? Dios lo sabe.
Palabra de Dios.

Comentario
Parece que también en las primeras comunidades había algunos que predicaban el Evangelio buscando alguna renta o beneficio personal. Ante esto, san Pablo le expone su situación a la comunidad de Corinto. Mientras estuvo entre ellos, él vivió del oficio de tejedor de tiendas; y cuando pasó apuros económicos, recurrió a otras comunidades más solventes para no ser una carga para los corintios. El apóstol expone esto con toda franqueza, porque es necesario que las relaciones entre la comunidad y su pastor sean claras y transparentes en todo.

SALMO
Sal 110, 1-4. 7-8
R. ¡Tus obras son verdad y justicia, Señor!
Doy gracias al Señor de todo corazón, en la reunión y en la asamblea de los justos.
Grandes son las obras del Señor: los que las aman desean comprenderlas. R.
Su obra es esplendor y majestad, su justicia permanece para siempre. Él hizo portentos memorables, el Señor es bondadoso y compasivo. R.
Las obras de sus manos son verdad y justicia; todos sus preceptos son indefectibles: están afianzados para siempre y establecidos con lealtad y rectitud. R.

EVANGELIO
Mt 6, 7-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.

Comentario
"Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo". "Miren, hijas, ello se va a cumplir, queramos o no, y se va a hacer su voluntad en el cielo y en la tierra. ¡Oh Señor mío, qué gran regalo es éste para mí, que no dejes en querer tan ruin como el mío el cumplirse tu voluntad! ¡Buena estuviera yo, Señor, si estuviera en mis manos el cumplirse tu voluntad o no! Ahora la mía doy libremente, porque ya tengo probado y gran experiencia la ganancia que es dejar mi voluntad en la tuya" (Comentario al Padre Nuestro, Santa Teresa de Ávila).

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