De la feria. Verde.
LECTURA
Ecli 36, 1. 4. 5. 10-17
Lectura del libro del Eclesiástico.
Ten
piedad de nosotros, Dueño soberano, Dios de todas las cosas, y mira.
Infunde tu temor a todas las naciones. Que ellas te reconozcan, como
hemos reconocido nosotros que no hay otro Dios fuera de ti, Señor.
Renueva los signos y repite las maravillas, glorifica tu mano y tu brazo
derecho. Congrega a todas las tribus de Jacob, y entrégales su
herencia, como al comienzo. Ten piedad, Señor, del pueblo que es llamado
con tu Nombre, de Israel, a quien trataste como a un primogénito. Ten
compasión de tu Ciudad santa, de Jerusalén, el lugar de tu reposo. Llena
a Sión de alabanzas, y a tu pueblo, cólmalo de tu gloria. Da testimonio
a favor de los que tú creaste en el principio, y cumple las profecías
anunciadas en tu Nombre. Dales la recompensa a los que te aguardan, y
que se compruebe la veracidad de tus profetas. Escucha, Señor, la
oración de los que te suplican, conforme a la bendición de Aarón sobre
tu pueblo, para que todos los que viven en la tierra reconozcan que tú
eres el Señor, el Dios eterno.
Palabra de Dios.
Comentario
El
sabio confiesa, casi como un grito, "no hay Dios fuera de ti". Su
camino de sabiduría lo ha llevado hasta el punto culminante de su propia
búsqueda. Ha encontrado lo más importante, lo único importante. Y no se
quiere quedar con ese descubrimiento. Quiere que las naciones lo sepan,
y se transforma entonces en evangelizador.
SALMO
Sal 78, 8-9. 11. 13
R. ¡Apiádate de tu pueblo, Señor!
No recuerdes para nuestro mal las culpas de otros tiempos; compadécete pronto de nosotros, porque estamos totalmente abatidos. R.
Ayúdanos, Dios salvador nuestro, por el honor de tu Nombre; líbranos y perdona nuestros pecados, a causa de tu Nombre. R.
Llegue hasta tu presencia el lamento de los cautivos, preserva con tu brazo poderoso a los que están condenados a muerte. R.
Y
nosotros, que somos tu pueblo y las ovejas de tu rebaño, te daremos
gracias para siempre, y cantaremos tus alabanzas por todas las
generaciones. R.
EVANGELIO
Mc 10, 32-45
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Mientras
iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a sus
discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo.
Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba
a suceder: "Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será
entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a
muerte y lo entregarán a los paganos: ellos se burlarán de él, lo
escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y tres días después, resucitará".
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le
dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir".
Él les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le
dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu
izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les dijo: "¡No saben lo que
piden! ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que
yo recibiré?". "Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó:
"Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo
que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a
mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido
destinados". Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se
indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que
aquéllos a quienes se considera gobernantes dominan a las naciones como
si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser
grande que se haga servidor de ustedes, y el que quiera ser el primero
que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino
para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una
multitud".
Palabra del Señor.
Comentario
"La
autoridad de la comunidad cristiana, igual que la de Jesús, viene del
amor, única fuerza capaz de engendrar un servicio interesado en el bien
de los demás. De ahí el gran contraste entre el líder servidor/a y el
que usa su poder para oprimir y explotar a la gente". (Comentario de la
Biblia Católica para Jóvenes, Ed. Verbo Divino).
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