Misa a elección. Feria. Verde. -
San Jerónimo Emiliani. (ML). Blanco. -
Santa Josefina Bakhita, virgen. (ML). Blanco.
Jerónimo
nació en Venecia, en 1486. Como militar fue apresado, y las duras
condiciones en las que estuvo lo hicieron meditar sobre el sentido de su
vida. Luego de su liberación, se decidió a seguir el camino de Cristo.
Fue ordenado sacerdote y dedicó su vida a la atención de los pobres,
enfermos, prostitutas y niños abandonados. Fundó la Orden de los
Canónigos Regulares, y en el año 1537 murió de peste atendiendo a los
enfermos en Somasca. El papa Pío XI lo declaró patrono de los niños
huérfanos.
LECTURA
Heb 13, 1-9a
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos:
Perseveren en el amor fraternal. No se olviden de practicar la
hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a
los ángeles. Acuérdense de los que están presos, como si ustedes lo
estuvieran con ellos, y de los que son maltratados, como si ustedes
estuvieran en su mismo cuerpo. Respeten el matrimonio y no deshonren el
lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los
adúlteros. No se dejen llevar de la avaricia, y conténtense con lo que
tienen, porque el mismo Dios ha dicho: "No te dejaré ni te abandonaré".
De manera que podemos decir con plena confianza: "El Señor es mi
protector: no temeré. ¿Qué podrán hacerme los hombres?" Acuérdense de
quienes los dirigían, porque ellos les anunciaron la Palabra de Dios:
consideren cómo terminó su vida e imiten su fe. Jesucristo es el mismo
ayer y hoy, y lo será para siempre. No se dejen extraviar por cualquier
clase de doctrinas extrañas.
Palabra de Dios.
Comentario
El
autor parece que recuerda a Abrahám, cuando en una ocasión se encontró
con tres ángeles enviados por Dios. Cuando tenemos nuestro corazón
abierto, cuando nuestra alma hospeda a todos los que se acercan a
nosotros, vivimos del amor que el Señor nos ha regalado.
SALMO
Sal 26, 1. 3. 5. 8b-9abc
R. ¡El Señor es mi luz y mi salvación!
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? R.
Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza. R.
Él
me cobijará en su Tienda de campaña en el momento del peligro; me
ocultará al amparo de su Carpa y me afirmará sobre una roca. R.
Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda. R.
Aleluya. Felices los que retienen la palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia. Aleluya.
EVANGELIO
Mc 6, 14-29
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
El
rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por
todas partes. Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado, y por eso
se manifiestan en él poderes milagrosos". Otros afirmaban: "Es Elías". Y
otros: "Es un profeta como los antiguos". Pero Herodes, al oír todo
esto, decía: "Éste hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha
resucitado". Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a
Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se
había casado. Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la
mujer de tu hermano". Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero
no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y
santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo
escuchaba con gusto. Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes
festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus
oficiales y a los notables de Galilea. Su hija, también llamada
Herodías, salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados,
que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré". Y le
aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea
la mitad de mi reino". Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo
pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió ésta. La joven
volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero
que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el
Bautista". El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y
por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia
que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la
cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y
ésta se la dio a su madre. Cuando los discípulos de Juan lo supieron,
fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor.
Comentario
Juan
ha sido perseguido por un sistema corrupto. Y murió víctima de ese
régimen. Tenemos que estar atentos, porque en cuanto dejamos entrar la
corrupción en nuestras vidas, por más que sea con un acto muy pequeño,
ésta se agranda y trae la muerte.
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