martes, 19 de febrero de 2013

De la feria. Morado.
LECTURA
Is 55, 10-11
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.
Palabra de Dios.

Comentario
Dios envía su Palabra para empapar, transformar y hacer crecer lo que toca, como la lluvia. Su paternidad y su cuidado por todos sus hijos e hijas se expresa en esa palabra vitalizadora. Nosotros, que todos los días, a través de las lecturas, recibimos esta palabra bienhechora, dejémonos empapar y transformar.

SALMO
Sal 33, 4-7. 16-19
R. El Señor libra a los justos de sus angustias.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
Los ojos del Señor miran al justo y sus oídos escuchan su clamor; pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. R.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. R.

EVANGELIO
Mt 6, 7-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre de ustedes que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.

Comentario
Santa Teresa de Ávila, respecto del rezo del Padre Nuestro, les enseñaba a las monjas lo siguiente: "Lo que podemos hacer nosotras es estar a solas, para que entendamos con quién estamos y lo que nos responde el Señor a nuestras peticiones. ¿Piensan que se está callando? Aunque no lo oímos bien habla al corazón cuando le pedimos de corazón. Consideremos que somos cada una de nosotras a quien enseñó esta oración y que nos la está mostrando. Esto quiero yo que entiendan para rezar el Padre Nuestro: no apartarse del lado del Maestro".

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