Miércoles de Ceniza. Morado.
"La sugestiva
ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que
no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra
existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios,
valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su
verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana
del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la
tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de
que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su
justicia" (http://www.aciprensa.com/fiestas/cuaresma/ceniza.htm).
LECTURA
Jl 2, 12-18
Lectura de la profecía de Joel.
Ahora
dice el Señor: Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y
lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor,
su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en
amor, y se arrepiente de sus amenazas. ¡Quién sabe si él no se volverá
atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y
la libación para el Señor, su Dios! ¡Toquen la trompeta en Sión,
prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, reúnan al pueblo,
convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los
pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su
alcoba y la recién casada de su lecho nupcial! Entre el vestíbulo y el
altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan:
"¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y
que las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los
pueblos: Dónde está su Dios?". El Señor se llenó de celos por su tierra
y se compadeció de su pueblo.
Palabra de Dios.
Comentario
Es
tiempo de humildad, y de reconocimiento del pecado. Pero no para
encerranos y sumirnos en una angustia afectada, sino para abrirnos al
perdón amoroso de Dios. Justamente ese es el descubrimiento de la
Cuaresma: encontrarnos con Dios, que perdona por amor.
SALMO
Sal 50, 3-6a. 12-14. 17
R. ¡Ten piedad, Señor, porque hemos pecado!
¡Ten
piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis
faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.
Porque
yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti,
contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Crea
en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme
la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga. Abre
mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. R.
SEGUNDA LECTURA
2Cor 5, 20?6, 2
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos:
Nosotros somos embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los
hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de
Cristo: déjense reconciliar con Dios. A Aquel que no conoció el pecado,
Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros
seamos justificados por él. Y porque somos sus colaboradores, los
exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. Porque él nos dice en
la Escritura: "En el momento favorable te escuché, y en el día de la
salvación te socorrí". Éste es el tiempo favorable, éste es el día de la
salvación.
Palabra de Dios.
Comentario
En
este tiempo de gracia y de reconciliación, también nosotros somos
responsables de llevar este anuncio a nuestros hermanos. Nos
comprometemos, entonces, a gestar comunidades reconciliadas y
reconciliadoras.
EVANGELIO
Mt 6, 1-6. 16-18
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús
dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de no practicar su justicia
delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no
recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser
honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la
derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los
hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las
esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que
ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a
tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto;
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes
ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran
su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con
eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes,
perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido
por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre,
que ve en lo secreto, te recompensará.
Palabra del Señor.
Comentario
La
limosna, la oración y el ayuno son tres pilares de la vida de piedad.
Pero prestemos mucha atención al texto: es fundamental practicarlas en
el encuentro con el Padre y no para hacer una demostración de
religiosidad ante los demás.
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