De la feria. Morado.
Pedro
Damián (1007-1072) fue un monje benedictino nacido en Rávena (Italia)
que ejerció el cargo de abad del monasterio de ese lugar. Se destacó por
su austeridad y vida de oración, como también por su ardor y energía
para reformar la Iglesia de su tiempo, escribió tratados de liturgia y
moral. Fue nombrado obispo, y participó en el Sínodo de Letrán. Su
mensaje fue el siguiente: "Que resplandezca en tu rostro la serenidad;
en tu mente, la alegría; en tu boca, la acción de gracias".
LECTURA
Est 3, 6; 4, 11-12. 14-16. 23-25
Lectura del libro de Ester.
El
rey de Persia firmó un decreto, ordenando que todos los judíos fueran
exterminados del país por la espada. Al enterarse, todo Israel clamaba
con todas sus fuerzas, porque veían que su muerte era inminente. La
reina Ester, presa de una angustia mortal, también buscó refugio en el
Señor. Luego oró al Señor, Dios de Israel, diciendo: "¡Señor mío,
nuestro Rey, tú eres el único! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no
tengo otra ayuda fuera de ti y estoy expuesta al peligro. Yo aprendí
desde mi infancia, en mi familia paterna, que Tú, Señor, elegiste a
Israel entre todos los pueblos, y a nuestros padres entre todos sus
antepasados, para que fueran tu herencia eternamente. ¡Y tú has hecho
por ellos lo que habías prometido. ¡Acuérdate, Señor, y manifiéstate en
el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame valor, Rey de los dioses y
Señor de todos los que tienen autoridad. Coloca en mis labios palabras
armoniosas cuando me encuentre delante del león, y cámbiale el corazón
para que deteste al que nos combate y acabe con él y con sus
partidarios. ¡Líbranos de ellos con tu mano y ven a socorrerme, porque
estoy sola, y no tengo a nadie fuera de ti, Señor! Tú, que lo conoces
todo".
Palabra de Dios.
Comentario
La
oración de Ester es un modelo de oración de confianza y entrega. El
peligro es grande para ella y para todo su pueblo; por eso, se afirma en
Dios, que mira y salva. La oración de Ester es absolutamente sincera, y
con ella presenta a Dios sus verdaderas necesidades.
SALMO
Sal 137, 1-3. 7c-8
R. ¡Me respondiste cada vez que te invoqué, Señor!
Te
doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi
boca. Te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo
Templo. R.
Daré
gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha
superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y
aumentaste la fuerza de mi alma. R.
Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.
EVANGELIO
Mt 7, 7-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús
dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán;
llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca,
encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su
hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una
serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus
hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el Cielo dará cosas
buenas a aquéllos que se las pidan! Todo lo que deseen que los demás
hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los
Profetas.
Palabra del Señor.
Comentario
"La
exhortación 'no juzguen, para no ser juzgados' lleva inexorablemente a
mirar hacia Dios, el Señor y el Padre de todo. El juicio al cual se
refiere Jesús es el juicio de una persona sobre otra en el sentido de la
tendencia a sentenciar y a condenar, que está relacionada con la
auto-justificación con que cada uno se juzga a sí mismo. En la condena
se oculta un deseo de controlar a los demás" (Rudolf Schnackenburg, Todo
es posible para el que cree, Ed. Paulinas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario