miércoles, 12 de diciembre de 2012

Nuestra Señora de Guadalupe. Patrona de América (F). Blanco.
En los comienzos de la evangelización de América Latina, en el año 1531, la Virgen María se apareció al indio Juan Diego en el cerro Tepeyac, en México. La Virgen llamó a Juan Diego "hijo mío, el más pequeño", y le confió su deseo de quedarse en ese lugar, con estas palabras: "Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en mí confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores". Como signo de este deseo, la imagen de María quedó dibujada en el manto donde Juan Diego recogió unas rosas del cerro. Nuestra Señora de Guadalupe es la patrona de toda América Latina.
LECTURA
Is 7, 10-14; 8, 10
Lectura del libro de Isaías.
El Señor habló a Ajaz en estos términos: "Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas". Pero Ajaz respondió: "No lo pediré ni tentaré al Señor". Isaías dijo: "Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel, que significa Dios está con nosotros".
Palabra de Dios.

Comentario
"El rey, alegando religiosidad y respeto, rechaza categóricamente la oferta de Dios. En realidad, ni quiere un signo ni quiere la fe. 'Tentar a Dios' es exigirle pruebas o condiciones, como los israelitas en el desierto. Ante la hipocresía del rey reacciona el profeta en nombre de Dios. El título 'heredero de David' recuerda que Ajaz es el continuador de la salvación prometida a David, es el representante histórico de la dinastía elegida. Con su actitud, falsa y delatora, el rey está cansando a los hombres y a 'mi Dios'" (Shökel-Sicre, Profetas, Ed. Cristiandad).

SALMO
Sal 66, 2-3. 5. 7-8
R. ¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor!
El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. R.
Que todos los pueblos te den gracias. Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto: el Señor, nuestro Dios, nos bendice. Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.

EVANGELIO
Lc 1, 39-48
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Palabra del Señor.

Comentario
"La Virgen María se hizo la sierva del Señor. La Escritura la muestra como la que, yendo a servir a Isabel en la circunstancia del parto, le hace el servicio mucho mayor de anunciarle el Evangelio con las palabras del Magníficat" (Doc. de Puebla, 300).

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