viernes, 6 de agosto de 2010

Transfiguración del Señor. (F). Blanco.


En los evangelios, el relato de la transfiguración se ubica después de que Jesús anuncia que debe ir a Jerusalén a morir. La transfiguración adquiere así el sentido de ser anticipo de lo que ocurrirá después de la muerte. Jesucristo manifiesta su gloria, la que tendrá para siempre. Esta fiesta de la transfiguración se celebra por iniciativa del papa Calixto III.


PRIMERA LECTURA


Dn 7, 9-10. 13-14


Lectura de la profecía de Daniel.


Daniel continuó el relato de sus visiones, diciendo: "Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros. Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido".


Palabra de Dios.






Comentario


"En la visión de las bestias aparece un juicio ante un anciano sentado en un trono, rodeado de gloria y poder eternos. De pronto se presenta un 'hijo de hombre' a quien se le da todo el poder. En hebreo, ben adam quiere decir literalmente 'hijo de hombre', es decir, ser humano. Al utilizar estos símbolos y este concepto, Daniel une lo humano y lo divino y comunica a los israelitas que Dios los liberará de la opresión a través de una persona como ellos" (Comentario de La Biblia católica para jóvenes).






SALMO


Sal 96, 1-2. 5-6. 9


R. El Señor reina, altísimo por encima de toda la tierra.


¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y tinieblas lo rodean, la justicia y el derecho son la base de su trono. R.


Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. R.


Porque tú, Señor, eres el Altísimo: estás por encima de toda la tierra, mucho más alto que todos los dioses. ¡El Señor reina! ¡Alégrese la tierra! R.






SEGUNDA LECTURA


2Ped 1, 16-19


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro.


Queridos hermanos: No les hicimos conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas ingeniosamente inventadas, sino como testigos oculares de su grandeza. En efecto, él recibió de Dios Padre el honor y la gloria, cuando la gloria llena de majestad le dirigió esta palabra: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección". Nosotros oímos esta voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en la montaña santa. Así hemos visto confirmada la palabra de los profetas, y ustedes hacen bien en prestar atención a ella, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que despunte el día y aparezca el lucero de la mañana en sus corazones.


Palabra de Dios.






Comentario


El Señor ha venido, y la referencia a la Transfiguración de esta carta es una manera de anunciar que volverá en la Gloria. Pero también el autor pide que Jesús sea recibido en el corazón de cada uno. Por tanto, no podemos esperar una venida "para el fin de los tiempos", si no dejamos que se acerque a nuestro presente.






EVANGELIO


Lc 9, 28-36


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.


Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Él no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor. Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Éste es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo". Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.


Palabra del Señor.






Comentario


La humanidad de Jesús es camino para descubrir su Gloria, su majestad. Y en este evangelio se muestra en plenitud. Quizá por eso los discípulos no pueden volver a lo cotidiano: no quieren perder esa visión y ese estado de gloria que los invade también a ellos. Sin embargo, habrá que esperar. El tiempo presente exige caminar luego de haber tenido esa hermosa experiencia. Y así el caminar y las dificultades se harán más fáciles.

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