lunes, 23 de agosto de 2010

De la feria. Verde.

LECTURA

2Tes 1, 1-5. 11-12

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.

Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios, nuestro Padre, y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios a causa de ustedes, y es justo que lo hagamos, porque la fe de ustedes progresa constantemente y se acrecienta el amor de cada uno hacia los demás. Tanto es así que, ante las Iglesias de Dios, nosotros nos sentimos orgullosos de ustedes, por la constancia y la fe con que soportan las persecuciones y contrariedades. En esto se manifiesta el justo Juicio de Dios, para que ustedes sean encontrados dignos del Reino de Dios por el cual tienen que sufrir. Que Dios los haga dignos de su llamado, y lleve a término en ustedes, con su poder, todo buen propósito y toda acción inspirada en la fe. Así el Nombre del Señor Jesús será glorificado en ustedes, y ustedes en él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.



Comentario

También nosotros demos gracias a Dios por los progresos en la fe y en la caridad de tantos hermanos y hermanas de nuestras comunidades. Así se vive la comunión, porque, cuando uno está flaqueando, otro lo sostiene; cuando uno está desanimado, otro lo alienta. Y pidamos al Espíritu Santo que a todos nos mueva y anime.



SALMO

Sal 95, 1-5

R. ¡Anuncien las maravillas del Señor!

Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre. R.

Día tras día, proclamen su victoria, anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. R.

Porque el Señor es grande y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Los dioses de los pueblos no son más que apariencia, pero el Señor hizo el cielo. R.



EVANGELIO

Mt 23, 13-22

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno del infierno que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: "Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale"! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar". ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por Aquel que lo habita. Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él.

Palabra del Señor.



Comentario

"Jesús expresa su dolor por la forma con que los fariseos estropean su 'virtud'. Pero esta polémica contra los fariseos es también una catequesis dirigida a los discípulos, a nosotros, pues es a los cristianos a quienes Cristo declara: 'El que se ensalce, será humillado?', a esos cristianos que siempre están amenazados por la tentación del 'fariseísmo'" (Poittevin-Charpentier, El evangelio según San Mateo, Ed. Verbo Divino).

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