Santa Inés, virgen y mártir. (MO). Rojo.
Santa
Inés vivió a comienzos del siglo IV, y fue martirizada en tiempos del
emperador Diocleciano. La leyenda narra que esta joven fue decapitada a
los doce años por haberse negado a ofrecer sacrificios a la diosa Vesta.
Su nombre en latín, Agnes, es muy similar a la palabra cordero (agnus),
por eso se la representa con un corderito en los brazos.
LECTURA
Heb 5, 1-10
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos:
Todo Sumo Sacerdote del culto antiguo es tomado de entre los hombres y
puesto para intervenir en favor de los hombres en todo aquello que se
refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por
los pecados. Él puede mostrarse indulgente con los que pecan por
ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está sujeto a la
debilidad humana. Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los
pecados del pueblo, sino también por sus propios pecados. Y nadie se
arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón. Por
eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la gloria de ser Sumo Sacerdote,
sino que la recibió de Aquél que le dijo: "Tú eres mi Hijo, yo te he
engendrado hoy". Como también dice en otro lugar: "Tú eres sacerdote
para siempre, según el orden de Melquisedec". Él dirigió durante su vida
terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a Aquél
que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde
sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios
sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la
perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le
obedecen, porque Dios lo proclamó Sumo Sacerdote según el orden de
Melquisedec.
Palabra de Dios.
Comentario
Cristo
es mediador desde su dolor y su sufrimiento, los cuales no quedaron
cerrados en la angustia, sino que se transformaron en ofrenda y, por
ende, en sacerdocio. De esta manera, también nosotros aprendemos que
nuestro dolor debe abrirse a la entrega y donación al Señor de toda
nuestra vida.
SALMO
Sal 109, 1-4
R. ¡Tú eres sacerdote para siempre!
Dijo el Señor a mi señor: "Siéntate a mi derecha, mientras yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies". R.
Tú eres príncipe desde tu nacimiento, con esplendor de santidad; yo mismo te engendré como rocío, desde el seno de la aurora". R.
El Señor extenderá el poder de tu cetro: "¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos! R.
El Señor lo ha jurado y no se retractará: "Tú, eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec". R.
EVANGELIO
Mc 2, 18-22
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un
día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a
decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los
discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?". Jesús les
respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo
está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al
esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces
ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido
viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se
hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará
reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A
vino nuevo, odres nuevos!".
Palabra del Señor.
Comentario
"En
el Nuevo Testamento, la imagen del esposo es aplicada al Mesías. Aquí,
la identificación del esposo con Jesús es evidente. El Jesús de Marcos
muestra que las prácticas penitenciales tradicionales como el ayuno son
inadecuadas al contexto de los tiempos mesiánicos" (Philippe Léonard,
Evangelio de Jesucristo según san Marcos, Ed. Verbo Divino).
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