lunes, 21 de enero de 2013

Santa Inés, virgen y mártir. (MO). Rojo.
Santa Inés vivió a comienzos del siglo IV, y fue martirizada en tiempos del emperador Diocleciano. La leyenda narra que esta joven fue decapitada a los doce años por haberse negado a ofrecer sacrificios a la diosa Vesta. Su nombre en latín, Agnes, es muy similar a la palabra cordero (agnus), por eso se la representa con un corderito en los brazos.
LECTURA
Heb 5, 1-10
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Todo Sumo Sacerdote del culto antiguo es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede mostrarse indulgente con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está sujeto a la debilidad humana. Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino también por sus propios pecados. Y nadie se arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón. Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de Aquél que le dijo: "Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy". Como también dice en otro lugar: "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec". Él dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a Aquél que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, porque Dios lo proclamó Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.
Palabra de Dios.

Comentario
Cristo es mediador desde su dolor y su sufrimiento, los cuales no quedaron cerrados en la angustia, sino que se transformaron en ofrenda y, por ende, en sacerdocio. De esta manera, también nosotros aprendemos que nuestro dolor debe abrirse a la entrega y donación al Señor de toda nuestra vida.

SALMO
Sal 109, 1-4
R. ¡Tú eres sacerdote para siempre!
Dijo el Señor a mi señor: "Siéntate a mi derecha, mientras yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies". R.
Tú eres príncipe desde tu nacimiento, con esplendor de santidad; yo mismo te engendré como rocío, desde el seno de la aurora". R.
El Señor extenderá el poder de tu cetro: "¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos! R.
El Señor lo ha jurado y no se retractará: "Tú, eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec". R.

EVANGELIO
Mc 2, 18-22
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?". Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!".
Palabra del Señor.

Comentario
"En el Nuevo Testamento, la imagen del esposo es aplicada al Mesías. Aquí, la identificación del esposo con Jesús es evidente. El Jesús de Marcos muestra que las prácticas penitenciales tradicionales como el ayuno son inadecuadas al contexto de los tiempos mesiánicos" (Philippe Léonard, Evangelio de Jesucristo según san Marcos, Ed. Verbo Divino).

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