miércoles, 17 de octubre de 2012

San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir (MO). Rojo.
Ignacio fue el tercer obispo de Antioquía, una de las primeras Iglesias fundadas por los apóstoles. Testimonio de su amor a Dios y a la Iglesia son las cartas que dirigió a distintas comunidades cristianas: "Lo que deseo es el pan de Dios, que es la carne de Jesucristo de la descendencia de David, y la bebida de su sangre, que es la caridad incorruptible". Sufrió la persecución bajo el emperador Domiciano, y fue llevado prisionero a Roma. En su viaje de cautiverio animaba a las comunidades y las exhortaba a vivir en la entrega fiel al evangelio. Murió como mártir en tiempos de Trajano, en el año 107.
LECTURA
Gál 5, 18-25
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Hermanos: Si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley. Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios. Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.
Palabra de Dios.
Comentario
Cuando somos conducidos por el Espíritu Santo, la Ley está de más. La Ley marca el cumplimiento mínimo al que toda persona de bien responde: no matar, no robar, etc. Superando ese mínimo, el soplo del Espíritu nos impulsa a mucho más. Quien se deja conducir por el Espíritu Santo vive en el amor, y sus obras van más allá de lo que estipula la Ley.
SALMO
Sal 1, 1-4. 6
R. El que sigue al Señor tendrá la luz de la vida.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! R.
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien. R.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento. Porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal. R.
EVANGELIO
Lc 11, 42-46
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a los fariseos: "¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!". Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: "Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros". Él le respondió: "¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!".
Palabra del Señor.
Comentario
Jesús continúa denunciando las prácticas externas, con las cuales los buenos cumplidores se sienten seguros en su relación con Dios. Y va más allá, dirigiéndose a los maestros de la Ley. Estas palabras son válidas para catequistas, sacerdotes, y líderes. ¿Se transmite una enseñanza que es buena noticia liberadora o una carga insoportable de llevar?

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