jueves, 4 de octubre de 2012

San Francisco de Asís (MO). Blanco.
Francisco era hijo de un rico comerciante, y vivió su juventud como otros jóvenes de Asís, tanto en las diversiones como en los conflictos entre los príncipes de las distintas ciudades, que los obligaban a participar en los combates. Luego de la guerra contra la ciudad de Perugia, Francisco quedó prisionero. Una vez liberado, siente el llamado de Dios a través del crucifijo de la abandonada Iglesia de San Damián. Se consagra a la "Dama pobreza" y junto con un grupo de compañeros inicia una vida de oración y predicación. Fundó la orden de los hermanos menores, la de las clarisas, y una tercera rama para laicos. Murió en el año 1226.
LECTURA
Job 19, 21-27
Lectura del libro de Job.
Job dijo: ¡Apiádense, apiádense de mí, amigos míos, porque me ha herido la mano de Dios! ¿Por qué ustedes me persiguen como Dios y no terminan de saciarse con mi carne? ¡Ah, si se escribieran mis palabras y se las grabara en el bronce; si con un punzón de hierro y plomo fueran esculpidas en la roca para siempre! Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo. Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios. Sí, yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño. ¡Mi corazón se deshace en mi pecho!
Palabra de Dios.
Comentario
El dolor de Job no puede ser callado por las palabras de sus amigos. Ellos dan vueltas con palabras que han recibido casi sin discutir, pero Job ya no necesita esas palabras, no le alcanzan los discursos: Job está seguro que verá a Dios. Esa es su esperanza.
SALMO
Sal 26, 7-9c. 13-14
R. ¡Contemplaré la bondad del Señor!
¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mi y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: "Busquen mi rostro". R.
Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, Tú, que eres mi ayuda. R.
Contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. R.
EVANGELIO
Lc 10, 1-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; sanen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'. Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: '¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca'. Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad".
Palabra del Señor.
Comentario
La tarea misionera debe ser realista: hay que ir de a dos, para acompañarse y defenderse de ataques enemigos o de animales; y el mensaje debe ser uno solo: "¡PAZ!". Desde esta palabra se desprenderá todo lo demás. En tiempos tan convulsionados, tan violentos y difíciles de analizar, esto es justamente lo que necesitamos vivir y transmitir: ¡PAZ!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!