miércoles, 15 de febrero de 2012

De la feria. Verde.

LECTURA

Sant 1, 19-27

Lectura de la carta de Santiago.

Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos. La ira del hombre nunca realiza la justicia de Dios. Dejen de lado, entonces, toda impureza y todo resto de maldad, y reciban con docilidad la Palabra sembrada en ustedes, que es capaz de salvarlos. Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos. El que oye la Palabra y no la practica se parece a un hombre que se mira en el espejo, pero en seguida se va y se olvida de cómo es. En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla. Si alguien cree que es un hombre religioso, pero no domina su lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad es vacía. La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no contaminarse con el mundo.

Palabra de Dios.



Comentario

La carta nos habla de la sabiduría práctica, la sabiduría para la vida cotidiana. Esa sabiduría está relacionada con la Palabra de Dios, la cual se nos da no sólo para que la escuchemos, sino para que la pongamos en práctica. Y así será realidad esta otra bienaventuranza: "El que considera atentamente la Ley, será feliz al practicarla".



SALMO

Sal 14, 2-5

R. ¿Quién habitará en tu casa, Señor?

El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. R.

El que no se retracta de lo que juró, aunque salga perjudicado; el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. R.



EVANGELIO

Mc 8, 22-26

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Cuando Jesús y sus discípulos, llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego a Jesús y le rogaban que lo tocara. Él tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?". El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan". Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó sano y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo".

Palabra del Señor.



Comentario

"Quien le manifiesta a Jesús su poca fe, experimentará su solidaridad y su ayuda. Así como un enfermo confía en el médico, el cristiano debe abrirse con total confianza a Jesús y buscar ayuda en la comunidad de discípulos. El evangelio de Marcos supone que los lectores pueden encontrar en su comunidad una ayuda adecuada. Serán guiados por medio de gestos palpables y abordados con preguntas directas: '¿Ves algo?'. La repetición del gesto de curación puede ser necesaria para lograr la fuerza visual completa, la fe plena" (Fritzleo Lentzen-Deis, Comentario al Evangelio de Marcos, Ed. Verbo Divino).

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