martes, 24 de julio de 2012

San Francisco Solano, religioso. (MO). Blanco.
Ordenado sacerdote franciscano, Francisco ejerció su ministerio en España, de donde era oriundo, hasta que en 1589 se embarcó para Perú. Recorrió el norte de la Argentina evangelizando, y ha dejado hondas huellas en la religiosidad popular de Santiago del Estero, La Rioja y Córdoba. Una vez establecido en Lima, continuó predicando y llamando a la conversión. Fue uno de los grandes misioneros del período colonial.
LECTURA
Miq 7, 14-15. 18-20
Lectura de la profecía de Miqueas.
¡Señor, apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive solitario en un bosque, en medio de un vergel! ¡Que sean apacentados en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos! Como en los días en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas. ¿Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu herencia? Él no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad. Él volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados. Manifestarás tu lealtad a Jacob y tu fidelidad a Abraham, como lo juraste a nuestros padres desde los tiempos remotos.
Palabra de Dios.
Comentario
El final del libro del profeta Miqueas es una invitación a la confianza. ¡Dios no quiere acordarse de nuestros pecados! Él perdona, él nos da una nueva oportunidad. En el perdón nos manifiesta su amor y su misericordia. Porque él no quiere romper la Alianza de amor que ha hecho con nosotros.
SALMO
Sal 84, 2-8
R. ¡Manifiéstanos tu misericordia, Señor!
Fuiste propicio, Señor, con tu tierra, cambiaste la suerte de Jacob; perdonaste la culpa de tu pueblo, lo absolviste de todos sus pecados. R.
¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro; olvida tu aversión hacia nosotros! ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Mantendrás tu ira eternamente? R.
¿No volverás a darnos la vida, para que tu pueblo se alegre en ti? ¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación! R.
EVANGELIO
Mt 12, 46-50
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte". Jesús le respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?". Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Palabra del Señor.
Comentario
Jesús nos une a él con un vínculo más fuerte que los lazos sanguíneos. Es seguir la voluntad del Padre celestial lo que nos hace familia de Jesús. Y ese lazo nos compromete unos con otros, porque lo que desea el Padre es que nos amemos como hermanos.

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