miércoles, 11 de julio de 2012

San Benito, abad. (MO). Blanco.
Benito nació en Nurcia en el 480. Fue un hombre de grandes cualidades intelectuales, pero a los veinte años se retiró a una gruta para dedicarse a la oración y la meditación. Luego de fundar su primer monasterio en la montaña Cassino, se convirtió en el gran impulsor del monaquismo de Occidente. Murió el 21 de marzo del 547.
LECTURA
Os 10, 1-3. 7-8. 12
Lectura de la profecía de Oseas.
Israel era una viña exuberante, que producía su fruto. Cuanto más se multiplicaban sus frutos, más multiplicaba él los altares; cuanto mejor le iba al país, mejores hacía él las piedras conmemorativas. Su corazón está dividido, ahora tendrán que expiar: el mismo Señor destrozará sus altares, devastará sus piedras conmemorativas. Seguramente dirán entonces: "No tenemos rey, porque no hemos temido al Señor. Pero el rey ¿que podría hacer por nosotros?". ¡Samaría está completamente perdida! Su rey es como una astilla sobre la superficie de las aguas. Los lugares altos de Aven, el pecado de Israel, también serán destruidos; espinas y cardos invadirán sus altares. Ellos dirán entonces a las montañas: "Cúbrannos", y a las colinas: "¡Caigan sobre nosotros!". Siembren semillas de justicia, cosechen el fruto de la fidelidad, roturen un campo nuevo: es tiempo de buscar al Señor, hasta que él venga y haga llover para ustedes la justicia.
Palabra de Dios.
Comentario
El profeta quiere que el pueblo reconozca que su riqueza lo llevó a la idolatría y a la pérdida del sentido de autoridad. En definitiva, se apoyó en sus logros y no en Dios. Esto tendrá su consecuencia: la "caída" de todo aquello que lo había llevado a enorgullecerse.
SALMO
Sal 104, 2-7
R. ¡Busquen el rostro del Señor!
¡Canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas! ¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor! R.
¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; recuerden las maravillas que él obró, sus portentos y los juicios de su boca! R.
Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. R.
EVANGELIO
Mt 10, 1-7
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente".
Palabra del Señor.
Comentario
"Los apóstoles eran personas de pueblo, sencillas, piadosas y sinceras, que vivieron con Jesús los tres años de su ministerio. Los evangelistas siempre inician la lista por Pedro, el líder en los comienzos de la comunidad eclesial. Se les conoce como 'los Doce'; su número corresponde a las doce tribus de Israel, significando con ello que son las columnas del nuevo pueblo de Dios, el cimiento de la Iglesia" (Comentario de La Biblia Católica para Jóvenes, Ed. Verbo Divino).

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