domingo, 22 de julio de 2012

Domingo 16º durante el año. Verde.
LECTURA
Jer 23, 1-6
Lectura del libro de Jeremías.
¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! , oráculo del Señor?. Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus malas acciones oráculo del Señor?. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna "oráculo del Señor". Llegarán los días "oráculo del Señor" en que suscitaré para David un germen justo; Él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia".
Palabra de Dios.
Comentario
También en tiempos de Jeremías había pastores que se aprovechaban de su situación, no para cuidar de las ovejas sino para beneficiarse ellos mismos. Dios quiere suscitar un pastor que cuide de su pueblo y que realice su voluntad en derecho y justicia, para hacer así realidad el Reino de Dios.
SALMO
Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
SEGUNDA LECTURA
Ef 2, 13-18
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz: Él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
Comentario
Cuando esta carta habla de "dos pueblos" se refiere a los grandes grupos que en aquel momento constituían la comunidad cristiana: judíos y griegos. Cristo ha derribado las divisiones. ¿Hacemos esto real en nuestra iglesia? ¿O generamos bandos, grupos y divisiones, menospreciando a algunos por su nacionalidad o sector social?
EVANGELIO
Mc 6, 30-34
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Palabra del Señor.
Comentario
Esta gente sabe lo que quería. La presencia y la enseñanza de Jesús era algo por lo cual valía la pena moverse. Por eso se adelantan, anticipándose incluso a los planes de Jesús. Y están allí, expectantes. ¡Cuánto entusiasmo los habrá movido! También nosotros vayamos con confianza delante de Jesús, y mostrémosle nuestras necesidades. Él, como Buen Pastor, está atento a todo lo que nos ocurre. Él nos saciará con todo lo bueno.

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