jueves, 4 de agosto de 2011

San Juan María Vianney, presbítero. (MO). Blanco.

Juan María Vianney, quien luego sería conocido como "el cura de Ars" nació en el año 1786 en una humilde familia campesina. Ingresó en el seminario de Lyon, pero fue despedido debido a su dificultad para los estudios. Después de un tiempo, fue ordenado sacerdote pero sin darle permiso para confesar, ya que sus superiores lo consideraban falto de inteligencia. Enviado al pequeño pueblo de Ars, con su dedicación y atención pastoral provocó allí un verdadero renacimiento espiritual; de todas las ciudades de Francia acudían a escucharlo y buscar consejo. Murió en el año 1859. Es el patrono de los párrocos.

LECTURA

Núm 20, 1-13

Lectura del libro de los Números.

Toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Sin, y el pueblo se estableció en Cades. Allí murió y fue enterrada Miriam. Como la comunidad no tenía agua, se produjo un amotinamiento contra Moisés y Aarón. El pueblo promovió una querella contra Moisés diciendo: "¡Ojalá hubiéramos muerto cuando murieron nuestros hermanos delante del Señor! ¿Por qué trajeron a este desierto a la asamblea del Señor, para que muriéramos aquí, nosotros y nuestro ganado? ¿Por qué nos hicieron salir de Egipto, para traernos a este lugar miserable, donde no hay sembrados, ni higueras, ni viñas, ni granados, y donde ni siquiera hay agua para beber?". Moisés y Aarón, apartándose de la asamblea, fueron a la entrada de la Carpa del Encuentro y cayeron con el rostro en tierra. Entonces se les apareció la gloria del Señor, y el Señor dijo a Moisés: "Toma el bastón y convoca a la comunidad, junto con tu hermano Aarón. Después, a la vista de todos, manden a la roca que dé sus aguas. Así harás brotar para ellos agua de la roca y darás de beber a la comunidad y a su ganado". Moisés tomó el bastón que estaba delante del Señor, como él se lo había mandado. Luego Moisés y Aarón reunieron a la asamblea frente a la roca, y Moisés les dijo: "¡Escuchen, rebeldes! ¿Podemos hacer que brote agua de esta roca para ustedes?". Y alzando su mano, golpeó la roca dos veces con el bastón. El agua brotó abundantemente, y bebieron la comunidad y el ganado. Pero el Señor dijo a Moisés y a Aarón: "Por no haber confiado lo bastante en mí para que yo manifestara mi santidad ante los israelitas, les aseguro que no llevarán a este pueblo hasta la tierra que les he dado". Éstas son las aguas de Meribá ?que significa "Querella"? donde los israelitas promovieron una querella contra el Señor y con las que él manifestó su santidad.

Palabra de Dios.



Comentario

Cuando necesitamos algo, muchas veces actuamos como este pueblo. Protestamos, nos enojamos, y comparamos con otras situaciones ?reales o ficticias? en lugar de dirigirnos directamente a Dios. Él tiene poder para hacer brotar agua de la roca, y para hacer surgir todo lo bueno en nuestra vida.



SALMO

Sal 94, 1-2. 6-9

R. ¡Ojalá escuchen hoy la voz del Señor!

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con música al Señor! R.

¡Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. R.

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: No endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras. R.



EVANGELIO

Mt 16, 13-23

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?". Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo". Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: "Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá". Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".

Palabra del Señor.



Comentario

En la imperfección de nuestro discipulado, nos ocurren situaciones similares a esta que vivió Pedro. Profesamos la fe en Jesús, formamos parte de su iglesia, pero queremos rechazar el arduo camino de la incomprensión, el enfrentamiento y el rechazo. Cuando le decimos a Jesús "Tú eres el Mesías" no es para esperar un mesianismo fácil que nos congracie con los poderosos, sino para andar el camino del servicio y de la entrega.

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