martes, 23 de agosto de 2011

De la feria. Verde.

LECTURA

1Tes 2, 1-8

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.

Ustedes saben muy bien, hermanos, que la visita que les hicimos no fue inútil. Después de ser maltratados e insultados en Filipos, como ya saben, Dios nos dio la audacia necesaria para anunciarles su buena noticia en medio de un penoso combate. Nuestra predicación no se inspira en el error, ni en la impureza, ni en el engaño. Al contrario, Dios nos encontró dignos de confiarnos la buena noticia, y nosotros la predicamos, procurando agradar no a los hombres, sino a Dios, que examina nuestros corazones. Ustedes saben -y Dios es testigo de ello- que nunca hemos tenido palabras de adulación, ni hemos buscado pretexto para ganar dinero. Tampoco hemos ambicionado el reconocimiento de los hombres, ni de ustedes ni de nadie, si bien, como apóstoles de Cristo, teníamos el derecho de hacernos valer. Al contrario, fuimos tan condescendientes con ustedes, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos. Sentíamos por ustedes tanto afecto, que deseábamos entregarles, no solamente la buena noticia de Dios, sino también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos.

Palabra de Dios.



Comentario

San Pablo relata lo que ha debido atravesar para anunciar el evangelio ante esta comunidad. Si tomamos nota, lo que menos aparece es el poder, el prestigio y el buen honor de su nombre para facilitar el anuncio de la Palabra. Al contrario. Así como Cristo, Pablo fue atacado por adversarios. Pero esto no impidió que desplegara sobre ellos un amor maternal, entregando su tarea y su vida a estos hombres y mujeres.



SALMO

Sal 138, 1-6

R. ¡Señor, tú me sondeas y me conoces!

Señor, tú me sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares. R.

Antes que la palabra esté en mi lengua, tú, Señor, la conoces plenamente; me rodeas por detrás y por delante y tienes puesta tu mano sobre mí; una ciencia tan admirable me sobrepasa: es tan alta que no puedo alcanzarla. R.



EVANGELIO

Mt 23, 23-26

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús habló diciendo: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera".

Palabra del Señor.



Comentario

Muchas veces cargamos sobre los demás culpas que nosotros no somos capaces de reconocer en nosotros. Exigimos a otros lo que nosotros de ninguna manera hacemos. El evangelio quiere llevarnos a buscar una coherencia: si exigimos a los demás, cumplamos nosotros también. Y si no podemos, reconozcamos la misericordia de Dios para todos.

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