miércoles, 6 de julio de 2011

Misa a elección. Feria. Verde. - Santa María Goretti. Virgen y mártir. (ML). Rojo.

María Goretti era hija de un matrimonio muy pobre, trabajadores del campo de una aldea cerca de Roma. Sus tareas los obligaban a que María cuidara a sus cuatro hermanos más pequeños, debiendo abandonar inclusive su educación escolar. Víctima de la pobreza, y habiendo asumido una responsabilidad sobre sus hermanos, fue también víctima, a los doce años, de un intento de violación del cual salió gravemente herida y que le provocó la muerte al día siguiente, el 6 de julio de 1902.

LECTURA

Gn 41, 53-57; 42, 5-7. 17-24

Lectura del libro del Génesis.

Terminaron los años en que Egipto gozó de abundancia, y comenzaron los siete años de hambre, como José lo había anticipado. En todos los países se sufría hambre, pero en Egipto había alimentos. Cuando también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos al Faraón que le diera de comer, éste respondió: "Vayan a ver a José y hagan lo que él les diga". Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa. Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre asolaba toda la tierra. Así llegaron los hijos de Israel en medio de otra gente que también iba a procurarse víveres, porque en Canaán se pasaba hambre. José tenía plenos poderes sobre el país y distribuía raciones a toda la población. Sus hermanos se presentaron ante él y se postraron con el rostro en tierra. Al verlos, él los reconoció en seguida, pero los trató como si fueran extraños y les habló duramente. E inmediatamente, los puso bajo custodia durante tres días. Al tercer día, José les dijo: "Si quieren salvar la vida, hagan lo que les digo, porque yo soy un hombre temeroso de Dios. Para probar que ustedes son sinceros, uno de sus hermanos quedará como rehén en la prisión donde están bajo custodia, mientras el resto llevará los víveres, para aliviar el hambre de sus familias. Después me traerán a su hermano menor. Así se pondrá de manifiesto que ustedes han dicho la verdad y no morirán". Ellos estuvieron de acuerdo. Pero en seguida comenzaron a decirse unos a otros: "¡Verdaderamente estamos expiando lo que hicimos contra nuestro hermano! Porque nosotros vimos su angustia cuando nos pedía que tuviéramos compasión, y no quisimos escucharlo. Por eso nos sucede esta desgracia". Rubén les respondió: "¿Acaso no les advertí que no cometieran ese delito contra el muchacho? Pero ustedes no quisieron hacer caso, y ahora se nos pide cuenta de su sangre". Ellos ignoraban que José los entendía, porque antes habían hablado por medio de un intérprete. José se alejó de ellos para llorar.

Palabra de Dios.



Comentario

José, un hebreo que había llegado a ocupar un cargo muy importante en Egipto, tiene que enfrentarse con sus hermanos, los mismos que lo traicionaron, despojaron y entregaron a unos bandidos. El paso que dio José es ejemplar: en lugar de vengarse, o de hacer justicia, va en camino del perdón y de la reconstrucción de sus lazos familiares.



SALMO

Sal 32, 2-3. 10-11. 18-19

R. ¡Que tu amor descienda sobre nosotros, Señor!

Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas; entonen para él un canto nuevo, toquen con arte, profiriendo aclamaciones. R.

El Señor frustra el designio de las naciones y deshace los planes de los pueblos, pero el designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo largo de las generaciones. R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.



EVANGELIO

Mt 10, 1-7

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente".

Palabra del Señor.



Comentario

La pimera misión de los discípulos fue ir hacia el pueblo de Israel. Pero no a todos los israelitas, sino a "las ovejas descarriadas". Estos hombres tienen que atraer a este pueblo, para que vuelva a ser rebaño de Dios. Van a estar movilizados, en actividad y tensión. Y en esta lista de hombres, también podremos agregar nuestro nombre, y sentir que también somos enviados a quienes necesitan volver a Dios, y también sentirnos en tensión. ¿Nos animamos a dejar que Jesús pronuncie nuestro nombre y nos llame?

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