martes, 5 de julio de 2011

Misa a elección. Feria. Verde. - San Antonio María Zaccaría. (ML). Blanco.

Luego de estudiar filosofía y recibirse de médico, Antonio Zaccaría sirvió a los enfermos en Padua. Se ordenó sacerdote y fundó la Congregación de los Clérigos Regulares de san Pablo (Barnabitas). Se dedicó a la reforma del clero y de la vida religiosa, y buscó aumentar la piedad de los fieles instituyendo la Adoración de las 40 horas al Santísimo Sacramento. Falleció a los 37 años en Cremona (Italia), su ciudad natal.

LECTURA

Gn 32, 23-33

Lectura del libro del Génesis.

Jacob regresó de Jarán a la tierra de Canaán. Una noche, Jacob se levantó, tomó a sus dos mujeres, a sus dos sirvientas y a sus once hijos, y cruzó el vado de Iaboc. Después que los hizo cruzar el torrente, pasó también todas sus posesiones. Entonces se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba. Al ver que no podía dominar a Jacob, lo golpeó en la articulación del fémur, y el fémur de Jacob se dislocó mientras luchaban. Luego dijo: "Déjame partir, porque ya está amaneciendo". Pero Jacob replicó: "No te soltaré si antes no me bendices". El otro le preguntó: "¿Cómo te llamas?". "Jacob", respondió. Él añadió: "En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido". Jacob le rogó: "Por favor, dime tu nombre". Pero él respondió: "¿Cómo te atreves a preguntar mi nombre?". Y allí mismo lo bendijo. Jacob llamó a aquel lugar con el nombre de Peniel, porque dijo: "He visto a Dios cara a cara, y he salido con vida". Mientras atravesaba Peniel, el sol comenzó a brillar, y Jacob iba rengueando del muslo. Por eso los israelitas no comen hasta el presente el nervio ciático que está en la articulación del fémur, porque Jacob fue tocado en la articulación del fémur, en el nervio ciático.

Palabra de Dios.



Comentario

Jacob luchó, como tantas veces lo hacemos nosotros, con Dios. Pero Dios siempre es el vencedor. Y luego de un encuentro con Dios no quedamos igual. Llevamos en nosotros las marcas de esa lucha, marcas que nos recordarán siempre que Dios es mucho más grande y más fuerte que nosotros.



SALMO

Sal 16, 1-3. 6-7. 8. 15

R. ¡Contemplaré tu rostro, Señor!

Escucha, Señor, mi justa demanda, atiende a mi clamor; presta oído a mi plegaria, porque en mis labios no hay falsedad. R.

Tú me harás justicia, porque tus ojos ven lo que es recto: si examinas mi corazón y me visitas por las noches, si me pruebas al fuego, no encontrarás malicia en mí. R.

Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes: inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras. Muestra las maravillas de tu gracia, tú que salvas de los agresores a los que buscan refugio a tu derecha. R.

Escóndeme a la sombra de tus alas; por tu justicia, contemplaré tu rostro, y al despertar, me saciaré de tu presencia. R.



EVANGELIO

Mt 9, 32-38

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Le presentaron a Jesús un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: "Jamás se vio nada igual en Israel". Pero los fariseos decían: "Él expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios". Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha".

Palabra del Señor.



Comentario

Todo lo que hacemos puede tener muchas interpretaciones. Al mismo Jesús le ha pasado que, aunque había expulsado un demonio, se lo veía como un soberano del mal. Es por eso que debemos tener mucho cuidado y respeto cuando interpretamos y juzgamos lo que hacen otros: quizás estemos condenando a quien está salvando a otro.

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