domingo, 26 de junio de 2011

Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. (S). Blanco.

Esta fiesta fue instituida por el Papa Urbano IV en el año 1264 "con el fin de tributarle a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud". En cada uno de los tres ciclos litúrgicos se destaca algún aspecto de este sacramento. Las lecturas de este año tienen como punto de partida la experiencia humana del hambre, y la necesidad del alimento para vivir.

LECTURA

Deut 8, 2-3. 14-16

Lectura del libro del Deuteronomio.

Moisés habló al pueblo diciendo: Acuérdate del largo camino que el Señor, tu Dios, te hizo recorrer por el desierto durante esos cuarenta años. Allí él te afligió y te puso a prueba, para conocer el fondo de tu corazón y ver si eres capaz o no de guardar sus mandamientos. Te afligió y te hizo sentir hambre, pero te dio a comer el maná, ese alimento que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor. No olvides al Señor, tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud, y te condujo por ese inmenso y temible desierto, entre serpientes abrasadoras y escorpiones. No olvides al Señor, tu Dios, que en esa tierra sedienta y sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca, y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres.

Palabra de Dios.



Comentario

En el maná estaba Dios. Dios acompaña regalando su alimento. Y aunque el pueblo no sepa qué es en realidad el maná, al recibirlo se encuentra con Dios. Por lo tanto, cuán inútil pueden nuestros esfuerzos por poseer tantos bienes, cuando Dios nos está regalando algo más trascendente.



SALMO

Sal 147, 12-15. 19-20

R. ¡Glorifica al Señor, Jerusalén! O bien: Aleluya.

¡Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión! Él reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de ti. R.

Él asegura la paz en tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. Envía su mensaje a la tierra, su palabra corre velozmente. R.

Revela su palabra a Jacob, sus preceptos y mandatos a Israel: a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos. R.



SEGUNDA LECTURA

1Cor 10, 16-17

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.

Palabra de Dios.



Comentario

Debemos desterrar la idea de que "vamos a Misa", que "cumplimos con el precepto" y que "tenemos que comulgar". Todo eso son vestigios de conceptos individualistas. Habrá que rescatar lo que dice san Pablo: participamos del cuerpo de Cristo. Y esto nos hace comunidad, y por lo tanto genera un espacio de fraternidad. Vivirlo así podría cambiar la vida de muchas personas y comunidades.



EVANGELIO

Jn 6, 51-58

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo". Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?". Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".

Palabra del Señor.



Comentario

"Creer que Jesús es el pan-palabra que da la vida eterna, que en él reside toda la fuerza de resurrección que viene del Padre, era reconocer ya (en el discurso de los versículos 31 a 51 a) su poder de resucitado y admitir, por tanto, en el hoy de la comunidad su acción eficaz" (Annie Jaubert, El Evangelio, segun san Juan CB 17, Ed. Verbo Divino).

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