martes, 21 de junio de 2011

San Luís Gonzaga, religioso. (MO). Blanco.

Nació el 9 de marzo de 1568. A los 14 años ingresó a la Compañía de Jesús bajo la dirección de San Carlos Borromeo. Se dedicó a la atención de los enfermos, especialmente durante la peste de 1590, en Roma. Contagiado por alguno de sus enfermos, murió el 21 de junio de 1591.

LECTURA

Gn 13, 2. 5-18

Lectura del libro del Génesis.

Abrám tenía muchas riquezas en ganado, plata y oro. Lot, que acompañaba a Abrám, también tenía ovejas, vacas y carpas. Y como los dos tenían demasiadas riquezas, no había espacio suficiente para que pudieran habitar juntos. Por eso, se produjo un altercado entre los pastores de Abrám y los de Lot. En ese tiempo, los cananeos y los perizitas ocupaban el país. Abrám dijo a Lot: "No quiero que haya altercados entre nosotros dos, ni tampoco entre tus pastores y los míos, porque somos hermanos. ¿No tienes todo el país por delante? Sepárate de mí: si tú vas hacia la izquierda, yo iré hacia la derecha; y si tú vas hacia la derecha, yo iré hacia la izquierda". Lot dirigió una mirada a su alrededor, y vio que toda la región baja del Jordán, hasta llegar a Soar, estaba tan bien regada como el Jardín del Señor o como la tierra de Egipto. Esto era antes que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra. Entonces Lot eligió para sí toda la región baja del Jordán y se dirigió hacia el este. Así se separaron el uno del otro: Abrám permaneció en Canaán, mientras que Lot se estableció entre las ciudades de la región baja, poniendo su campamento cerca de Sodoma. Pero los habitantes de Sodoma eran perversos y pecaban gravemente contra el Señor. El Señor dijo a Abrám, después que Lot se separó de él: "Levanta los ojos, y desde el lugar donde estás, mira hacia el norte y el sur, hacia el este y el oeste, porque toda la tierra que alcances a ver, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Yo haré que tu descendencia sea numerosa como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar los granos de polvo, también podrá contar tu descendencia. Ahora recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque yo te lo daré". Entonces Abrám trasladó su campamento y fue a establecerse junto al encinar de Mamré, que está en Hebrón. Allí erigió un altar al Señor.

Palabra de Dios.



Comentario

Toda familia, y toda sociedad, está expuesta a disputas por los bienes, la posesión territorial o los espacios a ocupar. La familia de Abrám no podía ser una excepción. Pero lo han resuelto. Ante los primeros problemas y rencillas, decidieron distribuir pacíficamente la tierra. Porque prevaleció el deseo y el compromiso por la paz antes que la ambición de tenerlo todo.



SALMO

Sal 14, 2-4. 5

R. ¿Quién habitará en tu casa, Señor?

El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. R.

El que no se retracta de lo que juró aunque salga perjudicado; el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará. R.



EVANGELIO

Mt 7, 6. 12-14

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús dijo a sus discípulos: "No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la ley y los profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran".

Palabra del Señor.



Comentario

"Traten a los demás como quieren que ellos los traten"; "Esta máxima de conducta era bien conocida de la Antigüedad, especialmente en el judaísmo (cf. Tb 4, 15, carta de Aristeas, Targum de Lev 19, 18, Hillel, Filón, etc.), pero en forma negativa: no hacer al prójimo lo que no querríamos que él nos hiciera a nosotros. Jesús, y después de él los escritos cristianos, dan a esta máxima un giro positivo, que es bastante más exigente" (Comentario Biblia de Jerusalén).

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