viernes, 24 de junio de 2011

Nacimiento de san Juan Bautista. (S). Blanco.

Juan Bautista es llamado así por su misión de predicar y administrar un bautismo de preparación para la llegada del Reino de Dios. El evangelio y la tradición cristiana nos revelan que su misión fue preparada por Dios desde el mismo momento de la concepción.

LECTURA

Is 49, 1-6

Lectura del libro de Isaías.

¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el vientre materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. Él hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. Él me dijo: "tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré". Pero yo dije: "En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza". Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el vientre materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: "Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; Yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra".

Palabra de Dios.



Comentario

"El hombre tal y como ha sido querido por Dios, tal como él lo ha elegido eternamente, llamado, destinado a la gracia y a la gloria, tal es precisamente cada hombre. El hombre más concreto, el más real; éste es el hombre, en toda la plenitud del misterio, del que se ha hecho partícipe en Jesucristo, misterio del cual se hace partícipe cada uno de los 4.000 millones de hombres vivientes sobre nuestro planeta, desde el momento en que es concebido en el seno de la madre... La Iglesia no puede abandonar al hombre, cuya suerte, es decir, la elección, la llamada, el nacimiento y la muerte, la salvación o la perdición, están tan estrecha e indisolublemente unidas a Cristo... El hombre en su realidad singular (porque es persona) tiene una historia propia de su vida y sobre todo una historia propia de su alma". (Juan Pablo II, RH, 12-14)



SALMO

Sal 138, 1-3. 13-15

R. Te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable.

Señor, tú me sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares. R.

Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el vientre de mi madre: te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! R.

Tú conocías hasta el fondo de mi alma y nada de mi ser se te ocultaba, cuando yo era formado en lo secreto, cuando era tejido en lo profundo de la tierra. R.



SEGUNDA LECTURA

Hech 13, 22-26

Lectura de los Hechos de los apóstoles.

En la sinagoga de Antioquía de Pisidia, Pablo decía: "Dios suscitó para nuestros padres como rey a David, de quien dio este testimonio: 'He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón, que cumplirá siempre mi voluntad'. De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. Como preparación a su venida, Juan Bautista había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel; y al final de su carrera, Juan Bautista decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene Aquél a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'. Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios".

Palabra de Dios.



Comentario

"En las lecturas de hoy aparece claramente ?en la segunda lectura? cómo Juan es presentado por Pablo en uno de sus discursos en Antioquía: "Antes de que llegara Cristo, él predicó a todo el pueblo de Israel un bautizo de conversión y cuando estaban por acabar con su vida, decía: Yo no soy quien piensan, sino que viene detrás de mí, uno a quien no merezco desatarle las sandalias". Fue tan elocuente, era tan eficaz en su vocación Juan Bautista que, anunciando él a Cristo, muchos lo confundieron con Cristo. ¡Qué honor más intenso de un predicador! ¿Será éste el Cristo que ha de venir?. Y Juan Bautista tenía, en su humildad, que desengañar a la gente: "Yo no soy él que ustedes dicen, yo no soy Cristo, ni siquiera soy un profeta, yo no soy más que una voz, una voz que va gritando: Ya viene, ¡prepárenle los caminos!". Esto es lo grande de Juan" (Mons. Oscar Romero, 24/6/1979).



EVANGELIO

Lc 1, 57-66. 80

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan". Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre". Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados, y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.

Palabra del Señor.



Comentario

"Por eso en este día celebramos a Juan Bautista, aunque sea un hombre, hijo de un matrimonio estéril; sin embargo, el más grande de los nacidos de mujer, porque Dios le ha dado una hermosa vocación y él la ha sabido cumplir. Hermanos, qué lección más hermosa. Cada hombre es una vocación, todos los que estamos haciendo esta reflexión tenemos nuestra vocación, y grande de verdad. Tenemos una misión profética en el mundo por el Bautismo. Dice el Concilio Vaticano II: "Cristo, el Eterno Profeta, sigue anunciando el Reino de Dios en la tierra, no sólo valiéndose de la jerarquía, sacerdotes y obispos que tienen la obligación de predicar, no sólo de ellos, sino también de los laicos que por su bautismo han recibido la gracia de la fe y la gracia de la palabra". Ustedes pueden hablar mucho mejor que yo y dar testimonio con su vida más santa que la mía. Un matrimonio santo está siendo Juan Bautista en su hogar; un abogado santo, un profesional santo, un médico santo, un ingeniero santo, un jornalero santo, una mujer santa, son Juan Bautista, de los que Dios se vale para proclamar que el Reino de Dios ya está cerca" (Mons. Oscar Romero, 24/6/1979).

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