lunes, 13 de junio de 2011

María, Madre de la Iglesia. (MO). Blanco.

"Quien medite sobre estas dos palabras: "María y la Iglesia" encontrará razones bellísimas para unir sus dos términos a una viva admiración del designio de Dios, que quiso la cooperación humana, la de María, la de la Iglesia, para el cumplimiento de la redención. Podemos decir más: en María, llena de gracia, encontramos todas las riquezas que la Iglesia representa, posee y dispensa; en María, sobre todo, tenemos a la Madre virginal de Cristo, en la Iglesia a la Madre virginal de los cristianos, siendo natural aquella maternidad y ésta mística" (Pablo VI, audiencia general del 27/05/1964).

LECTURA

Hech 1, 12-14

Lectura de los Hechos de los apóstoles.

Después que Jesús subió al cielo, los apóstoles regresaron del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Palabra de Dios.



Comentario

"Otras muchas relaciones demuestran que la elección de María está ligada a la de la humanidad redimida. Bastaría recordar la presencia de la Virgen en el Cenáculo, el día de Pentecostés, para admirar que aquella fecha, que era para María nueva y completa plenitud de gracia, era para la Iglesia el momento inicial de la efusión de la gracia, como el nacimiento a la vida del Espíritu Santo; así pues, también por este título, la Virgen puede ser considerada y honrada como Madre de la Santa Iglesia" (Pablo VI, audiencia general del 27/05/1964).



SALMO

Jdt 13, 18-19

R. ¡Tú eres el insigne honor de nuestra raza!

Que el Dios Altísimo te bendiga, hija mía, más que a todas las mujeres de la tierra; y bendito sea el Señor Dios, creador del cielo y de la tierra. R.

Nunca olvidarán los hombres la confianza que has demostrado y siempre recordarán el poder de Dios. R.



EVANGELIO

Jn 19, 25-27

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor.



Comentario

En el momento en que su Hijo muere, María comienza a ser madre de muchos hijos e hijas. Hijos e hijas que en aquella circunstancia de la cruz estaban representados en el grupo de las mujeres discípulas y del discípulo amado. Porque María misma, siendo la madre, nunca dejó de ser la discípula, la seguidora del Maestro, la que vivió llena del Espíritu.

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