Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia. (MO). Blanco.
Catalina
fue una terciaria dominica que vivió intensamente la situación de la
Iglesia de su época (siglo XIV). Recorrió toda Italia procurando la paz
entre las distintas ciudades. También con valentía y libertad, desde su
lugar de "simple cristiana", envió cartas a los papas para que revisaran
aquellas actitudes que no eran buenas para el pueblo de Dios. Sus
escritos incluyen trescientas cartas, veintiséis oraciones, los Cuatro
tratados de la divina doctrina y su famoso Diálogo, donde transmite su
experiencia mística.
LECTURA
Hech 14, 5-18
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Los
paganos y los judíos de Iconio, dirigidos por sus jefes, intentaron
maltratar y apedrear a Pablo y Bernabé. Éstos, al enterarse, huyeron a
Listra y a Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores; y allí
anunciaron la Buena Noticia. Había en Listra un hombre que tenía las
piernas paralizadas. Como era tullido de nacimiento, nunca había podido
caminar, y sentado, escuchaba hablar a Pablo. Éste, mirándolo fijamente,
vio que tenía la fe necesaria para ser sanado, y le dijo en voz alta:
"Levántate, y permanece erguido sobre tus pies". Él se levantó de un
salto y comenzó a caminar. Al ver lo que Pablo acababa de hacer, la
multitud comenzó a gritar en dialecto licaonio: "Los dioses han
descendido hasta nosotros en forma humana", y daban a Bernabé el nombre
de Júpiter, y a Pablo el de Mercurio porque era el que llevaba la
palabra. El sacerdote del templo de Júpiter, que estaba a la entrada de
la ciudad, trajo al atrio unos toros adornados de guirnaldas y, junto
con la multitud, se disponía a sacrificarlos. Cuando los apóstoles Pablo
y Bernabé se enteraron de esto, rasgaron sus vestiduras y se
precipitaron en medio de la muchedumbre, gritando: "Amigos, ¿qué están
haciendo? Nosotros somos seres humanos como ustedes, y hemos venido a
anunciarles que deben abandonar esos ídolos para convertirse al Dios
viviente que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en
ellos. En los tiempos pasados, él permitió que las naciones siguieran
sus propios caminos. Sin embargo, nunca dejó de dar testimonio de sí
mismo, prodigando sus beneficios, enviando desde el cielo lluvias y
estaciones fecundas, dando el alimento y llenando de alegría los
corazones". Pero a pesar de todo lo que dijeron, les costó mucho impedir
que la multitud les ofreciera un sacrificio.
Palabra de Dios.
Comentario
El
milagro moviliza a los presentes para que perciban en ese mismo
acontecimiento, la acción divina. En esta religiosidad, aunque errada e
imperfecta, Pablo y Bernabé encuentran la ocasión para anunciar al Dios
verdadero. Y lo presentan como el Dios providente, el que nos da todo lo
necesario para la vida.
SALMO
Sal 113 B, 1-4. 15-16
R. ¡Glorifica tu Nombre, Señor! O bien: Aleluya.
No
nos glorifiques a nosotros, Señor: glorifica solamente a tu Nombre, por
tu amor y tu fidelidad. ¿Por qué han de decir las naciones: "¿Dónde
está su Dios?". R.
Nuestro
Dios está en el cielo y en la tierra, él hace todo lo que quiere. Los
ídolos, en cambio, son plata y oro, obra de las manos de los hombres. R.
Sean bendecidos por el Señor, que hizo el cielo y la tierra. El cielo pertenece al Señor, y la tierra la entregó a los hombres. R.
EVANGELIO
Jn 14, 21-26
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A
la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos:
"El que recibe mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y el
que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a
él". Judas ?no el Iscariote? le dijo: "Señor, ¿por qué te vas a
manifestar a nosotros y no al mundo?". Jesús le respondió: "El que me
ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y
habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La
palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo
les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito,
el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo
y les recordará lo que les he dicho".
Palabra del Señor.
Comentario
Jesús
vuelve al Padre. ¿No quedará nada de su presencia en esta tierra? El
evangelio nos ha instruido sobre cuáles son los modos que Jesús eligió
para permanecer: uno es el pan sacramental, el otro, su Espíritu. El
Espíritu Santo, que habita en nosotros, mantiene en nuestro interior la
presencia de Jesús. No nos hemos quedado solos.
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