lunes, 8 de abril de 2013

La Anunciación del Señor. (S). Blanco.
"En esta fiesta, una de las más antiguas de la Iglesia, se conmemora la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María, nueve meses antes de su nacimiento. El relato evangélico dice que el arcángel Gabriel se aparece a María y le anuncia que va a ser madre del Salvador. María acepta la misión que Dios le confía respondiendo al ángel: 'Hágase en mí según tu palabra'. Esta fiesta tuvo diversas denominaciones tradicionales: Anunciación de Cristo, Fiesta de la Encarnación, Inicio de la Redención, Anunciación de la Santísima Virgen María. Con esta última fue celebrada desde tiempo inmemorial hasta la reforma de 1970, en que se llama Anunciación del Señor" (http://aica.org/aica/santoral/Fiestas_del_Senior/anunciacion_del_senor.htm).
LECTURA
Is 7, 10-14; 8, 10
Lectura del libro de Isaías.
En aquellos días: El Señor habló a Ajaz en estos términos: "Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del abismo, o arriba, en las alturas". Pero Ajaz respondió: "No lo pediré ni tentaré al Señor". Isaías dijo: "Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la virgen está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel, que significa 'Dios con nosotros'".
Palabra de Dios.

Comentario
"¿Cuál es el signo que se le promete a Ajaz con esto? Mateo, y con él toda la tradición cristiana, ve aquí un anuncio de Jesús de la Virgen María: Jesús, que en realidad no lleva el nombre de Emmanuel, sino que es el Emmanuel, como trata de explicar todo el relato de los Evangelios. Este hombre ?nos explican? es él mismo la permanencia de Dios con los hombres. Es el verdadero hombre y, a la vez, el verdadero Hijo de Dios" (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, La infancia de Jesús, Ed. Planeta).

SALMO
Sal 39, 7-11
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Tú no quisiste víctima ni oblación, pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: "Aquí estoy". R.
"En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón". R.
Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. R.
No escondí tu justicia dentro de mí, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no oculté a la gran asamblea tu amor y tu fidelidad. R.

SEGUNDA LECTURA
Heb 10, 4-10
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados. Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: "Tú no has querido sacrificios ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo ?como está escrito de mí en el libro de la Ley? para hacer, Dios, tu voluntad". Él comienza diciendo: "Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios", a pesar de que están prescritos por la Ley. Y luego añade: "Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad". Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.
Palabra de Dios.

Comentario
La presencia de Jesús en la historia humana es presencia salvadora. Su entrega ha comenzado desde el momento de su abajamiento a la condición humana; y se hizo ofrenda por cada uno de sus hermanos y hermanas.

EVANGELIO
Lc 1, 26-38
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y se le llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser esto, si yo no convivo con ningún hombre?". El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor; que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.

Comentario
María pregunta, entra en diálogo, busca comprender cómo entrará ella en el misterio de salvación que Dios tiene preparado para toda la humanidad. Del mismo modo, cada uno de nosotros es invitado a recibir de parte de Dios el anuncio de que tenemos un compromiso y una responsabilidad de vivir desde nuestra fe.

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