Misa a elección. Miércoles IV de Pascua. Blanco. -
San Fidel de Sigmaringen, -
presbítero y mártir. (ML). Rojo.
Fidel
estudió derecho y filosofía, ejerció como abogado, y a los cuarenta años
ingresó en los Capuchinos de Friburgo. Fue un gran predicador popular, y
le tocó vivir el tiempo de los enfrentamientos entre católicos y
protestantes. Murió en plena misión.
LECTURA
Hech 12, 24?13, 5
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
La
Palabra de Dios se difundía incesantemente. Bernabé y Saulo, una vez
cumplida su misión, volvieron de Jerusalén a Antioquía, llevando consigo
a Juan, llamado Marcos. En la Iglesia de Antioquía había profetas y
doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro,
Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y
Saulo. Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el
Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a
la cual los he llamado". Ellos, después de haber ayunado y orado, les
impusieron las manos y los despidieron. Saulo y Bernabé, enviados por el
Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre.
Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de
los judíos, y Juan colaboraba con ellos.
Palabra de Dios.
Comentario
Esta
comunidad vive en oración, abierta al Espíritu Santo. Por eso, desde
allí el Espíritu impulsa. Hay que seguir abriendo caminos; no es
cuestión
de conformarse contando cuántos somos, sino de emprender con decisión la apertura y la evangelización que lleven el evangelio más allá de las fronteras conocidas. Esta es tarea de toda la comunidad, que, en la persona de los enviados, realiza la misión.
de conformarse contando cuántos somos, sino de emprender con decisión la apertura y la evangelización que lleven el evangelio más allá de las fronteras conocidas. Esta es tarea de toda la comunidad, que, en la persona de los enviados, realiza la misión.
SALMO
Sal 66, 2-3. 5-6. 8
R. ¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor! O bien: Aleluya.
El
Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre
nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria
entre las naciones. R.
Que
los pueblos te den gracias, Señor. Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la
tierra. R.
¡Que
todos los pueblos te den gracias, Señor, que los pueblos te den gracias!
Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.
EVANGELIO
Jn 12, 44-50
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús
exclamó: El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel
que me envió. Y el que me ve, ve al que me envió. Yo soy la luz, y he
venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las
tinieblas. Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo,
porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me
rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra
que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día. Porque yo no
hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía
decir y anunciar; y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras
que digo, las digo como el Padre me lo ordenó.
Palabra del Señor.
Comentario
Dios,
en su plan de amor, apela a nuestra libertad. Su Palabra ha sido
pronunciada, hecha carne y puesta como luz del mundo en la persona de
Jesucristo. La respuesta a esa acción de Dios queda en nuestras manos.
¿Queremos recibir esa Palabra o rechazarla?
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