miércoles, 24 de abril de 2013

Misa a elección. Miércoles IV de Pascua. Blanco. - San Fidel de Sigmaringen, - presbítero y mártir. (ML). Rojo.
Fidel estudió derecho y filosofía, ejerció como abogado, y a los cuarenta años ingresó en los Capuchinos de Friburgo. Fue un gran predicador popular, y le tocó vivir el tiempo de los enfrentamientos entre católicos y protestantes. Murió en plena misión.
LECTURA
Hech 12, 24?13, 5
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
La Palabra de Dios se difundía incesantemente. Bernabé y Saulo, una vez cumplida su misión, volvieron de Jerusalén a Antioquía, llevando consigo a Juan, llamado Marcos. En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo. Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado". Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Saulo y Bernabé, enviados por el Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, y Juan colaboraba con ellos.
Palabra de Dios.

Comentario
Esta comunidad vive en oración, abierta al Espíritu Santo. Por eso, desde allí el Espíritu impulsa. Hay que seguir abriendo caminos; no es cuestión
de conformarse contando cuántos somos, sino de emprender con decisión la apertura y la evangelización que lleven el evangelio más allá de las fronteras conocidas. Esta es tarea de toda la comunidad, que, en la persona de los enviados, realiza la misión.

SALMO
Sal 66, 2-3. 5-6. 8
R. ¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor! O bien: Aleluya.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. R.
Que los pueblos te den gracias, Señor. Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. R.
¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor, que los pueblos te den gracias! Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.

EVANGELIO
Jn 12, 44-50
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús exclamó: El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió. Y el que me ve, ve al que me envió. Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas. Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día. Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar; y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó.
Palabra del Señor.

Comentario
Dios, en su plan de amor, apela a nuestra libertad. Su Palabra ha sido pronunciada, hecha carne y puesta como luz del mundo en la persona de Jesucristo. La respuesta a esa acción de Dios queda en nuestras manos. ¿Queremos recibir esa Palabra o rechazarla?

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