jueves, 21 de junio de 2012

San Luis Gonzaga, religioso. (MO). Blanco.
Luis nació el 9 de marzo de 1568. A los 14 años ingresó a la Compañía de Jesús bajo la dirección de san Roberto Belarmino. Se dedicó a la atención de los enfermos, especialmente durante la peste de 1590, en Roma. Contagiado por alguno de sus enfermos, murió el 21 de junio de 1591.
LECTURA
Ecli 48, 1-14
Lectura del libro del Eclesiástico.
El profeta Elías surgió como un fuego, su palabra quemaba como una antorcha. Él atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó. Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? Tú despertaste a un hombre de la muerte y de la morada de los muertos, por la palabra del Altísimo. Tú precipitaste a reyes en la ruina y arrojaste de su lecho a hombres insignes; tú escuchaste un reproche en el Sinaí y en el Horeb una sentencia de condenación; tú ungiste reyes para ejercer la venganza y profetas para ser tus sucesores; tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con caballos de fuego. De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de Jacob. ¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida! Cuando Elías fue llevado en un torbellino, Elíseo quedó lleno de su espíritu. Durante su vida ningún jefe lo hizo temblar, y nadie pudo someterlo. Nada era demasiado difícil para él y hasta en la tumba profetizó su cuerpo. En su vida, hizo prodigios y en su muerte, realizó obras admirables.
Palabra de Dios.
Comentario
Estamos frente a un hermoso canto, un homenaje a Elías, ante su partida. Pero el autor reconoce que Elías no era Dios, ni agotaba su poder. Dios es más grande que Elías y lo demuestra dando su Espíritu a Eliseo. Porque tenemos que saber que lo que somos, o hacemos, es don de Dios, y no nos adueñamos de ese Espíritu.
SALMO
Sal 96, 1-7
R. ¡Alégrense, justos, en el Señor!
¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Un fuego avanza ante él y abrasa a los enemigos a su paso; sus relámpagos iluminan el mundo; al verlo, la tierra se estremece. R.
Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Se avergüenzan los que sirven a los ídolos, los que se glorían en dioses falsos; todos los dioses se postran ante él. ¡Alégrense, justos, en el Señor! R.
EVANGELIO
Mt 6 ,7-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.
Comentario
"Personal y comunitariamente sabemos que nos vamos?encontrando?con el Señor Jesús y con mayor autenticidad podemos llamarnos cristianos, en tanto en cuanto después de cada misa la tarea de la paz social no nos es indiferente. Porque vamos entendiendo que la Misa ?tal cual ha sido pensada por Jesús? tiene una dimensión socio-política que concretiza la alabanza a Dios como Padre de la gran familia humana. Solamente se reconoce a Dios como Padre de Jesús y Padre Nuestro cuando en cada Misa nos alimentamos para la justicia en el amor y no para el bienestar egoísta, al transformarnos con los mismos sentimientos de Jesús Resucitado" (Obispo Miguel E. Hesayne, homilía 5/4/2009).

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