domingo, 17 de junio de 2012

Domingo 11º durante el año. Verde.
LECTURA
Ez 17, 22-24
Lectura de la profecía de Ezequiel.
Así habla el Señor: "Yo tomaré la copa de un gran cedro, cortaré un brote de la más alta de sus ramas, y lo plantaré en una montaña muy elevada: lo plantaré en la montaña más alta de Israel. Él echará ramas y producirá frutos, y se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros de todas clases anidarán en él, habitarán a la sombra de sus ramas. Y todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado, hago secar al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré".
Palabra de Dios.
Comentario
En tiempos en que las palabras no valen o que son olvidadas fácilmente, esta promesa de Dios ilumina a la humanidad. Dios dice y hace, porque su Palabra no se queda en "palabras", sino que actúa.
SALMO
Sal 91, 2-3. 13-16
R. Es bueno darte gracias, Señor.
Es bueno dar gracias al Señor, y cantar, Dios Altísimo, a tu Nombre; proclamar tu amor de madrugada, y tu fidelidad en las vigilias de la noche. R.
El justo florecerá como la palmera, crecerá como los cedros del Líbano: trasplantado en la Casa del Señor, florecerá en los atrios de nuestro Dios. R.
En la vejez seguirá dando frutos, se mantendrá fresco y frondoso, para proclamar qué justo es el Señor, mi Roca, en quien no existe la maldad. R.
SEGUNDA LECTURA
2Cor 5, 6-10
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Nosotros nos sentimos plenamente seguros, sabiendo que habitar en este cuerpo es vivir en el exilio, lejos del Señor; porque nosotros caminamos en la fe y todavía no vemos claramente. Sí, nos sentimos plenamente seguros, y por eso, preferimos dejar este cuerpo para estar junto al Señor; en definitiva, sea que vivamos en este cuerpo o fuera de él, nuestro único deseo es agradarle. Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba, de acuerdo con sus obras buenas o malas, lo que mereció durante su vida mortal.
Palabra de Dios.
Comentario
Nuestra vida es un caminar, hacia la plenitud de nosotros mismos, y junto a otros. Por eso, no podemos esperar, ni exigir una plenitud aquí y ahora. Porque en la vida se trata de buscar, de crecer, de vivir en comunidad.
EVANGELIO
Mc 4, 26-34
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús decía a sus discípulos: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha". También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra". Y con muchas parábolas como éstas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor.
Comentario
Las dos parábolas nos hablan de crecimiento, y por lo tanto de un proceso, a semejanza de lo dicho en la Lectura de san Pablo. Nuestra vida es crecimiento, camino, tensión. No crecer significa morir. Y esto se aplica a cada uno de nosotros, a la comunidad que formamos o en la que participamos, o a la misma Iglesia en su conjunto.

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