lunes, 11 de junio de 2012

San Bernabé, apóstol. (MO). Rojo.
Bernabé recibe el título de apóstol, aunque no haya sido designado por Jesús. La Iglesia le reconoció este ministerio del apostolado, ya que él fue enviado a evangelizar y pastorear Iglesias. Bernabé ya era cristiano cuando se produjo la conversión de san Pablo, y tuvo un importante rol para lograr que la Iglesia aceptara a este antiguo perseguidor. San Pablo y san Bernabé hicieron juntos dos viajes apóstolicos.
LECTURA
1Rey 17, 1-6
Lectura del primer libro de los Reyes.
Elías, de Tisbé en Galaad, dijo a Ajab: "¡Por la vida del Señor, el Dios de Israel, a quien yo sirvo, no habrá estos años rocío ni lluvia, a menos que yo lo diga!". La palabra del Señor le llegó en estos términos: "Vete de aquí; encamínate hacia el Oriente y escóndete junto al torrente Querit, que está al este del Jordán. Beberás del torrente, y yo he mandado a los cuervos que te provean allí de alimento". Él partió y obró según la palabra del Señor: fue a establecerse junto al torrente Querit, que está al este del Jordán. Los cuervos le traían pan por la mañana y carne por la tarde, y él bebía del torrente.
Palabra de Dios.
Comentario
Se acercaban tiempos difíciles. La sequía se extendería por todo el país. En esas circunstancias, Dios tiene una tarea especial para el profeta. Por eso lo preserva, indicándole un lugar donde sobrevivir durante ese tiempo duro. La providencia de Dios se manifiesta así, y el profeta, hombre de Dios, vivirá esa experiencia como un redescubrimiento de su vocación.
SALMO
Sal 120, 1-8
R. ¡Nuestra ayuda nos viene del Señor!
Levanto mis ojos a las montañas: ¿de dónde me vendrá la ayuda? La ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R.
Él no dejará que resbale tu pie: ¡tu guardián no duerme! No, no duerme ni dormita el guardián de Israel. R.
El Señor es tu guardián, es la sombra protectora a tu derecha: de día, no te dañará el sol, ni la luna de noche. R.
El Señor te protegerá de todo mal y cuidará tu vida. Él te protegerá en la partida y el regreso, ahora y para siempre. R.
Aleluya. Alégrense y regocíjense, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo. Aleluya.
EVANGELIO
Mt 4, 25-5,12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron".
Palabra del Señor.
Comentario
En el orden del evangelio de Mateo, este sermón es el primero de los discursos que pronuncia Jesús. Por lo tanto, tiene un sentido programático, nos anticipa toda su predicación. Esa predicación es anuncio de que Dios viene a instaurar su reinado. Y podrá hacerlo allí donde encuentre corazones puros y pobres, que hagan lugar a su propuesta de paz y justicia.

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