sábado, 2 de junio de 2012

Misa a elección. Feria. Verde. - Santos Marcelino y Pedro, mártires. (ML). Rojo.
Marcelino y Pedro vivieron en la época de las persecuciones del emperador Diocleciano. Condenados por ser cristianos, se los obligó a cavar su propia tumba y luego fueron ejecutados decapitados, en el año 304. Muy pronto se los comenzó a venerar como mártires, y santa Elena, la madre de Constantino, hizo edificar una iglesia en la catacumba de la Vía Labicana, donde se hallaban sus restos.
LECTURA
Jds 17, 20b-25
Lectura de la carta de san Judas.
Queridos hermanos: Acuérdense de lo que predijeron los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Edifíquense a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima, orando en el Espíritu Santo. Manténganse en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la Vida eterna. Traten de convencer a los que tienen dudas, y sálvenlos librándolos del fuego. En cuanto a los demás, tengan piedad de ellos, pero con cuidado, aborreciendo hasta la túnica contaminada por su cuerpo. A Aquél que puede preservarlos de toda caída y hacerlos comparecer sin mancha y con alegría en la presencia de su gloria, al único Dios que es nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea la gloria, el honor, la fuerza y el poder, desde antes de todos los tiempos, ahora y para siempre. Amén.
Palabra de Dios.
Comentario
Esta breve carta, atribuida a Judas, hermano de Santiago, responde a un contexto donde las herejías estaban impidiendo que la comunidad viviera una auténtica fe en Jesús. Por eso el autor previene y amonesta, exhortando a vivir en oración guiados por el Espíritu Santo, que es quien nos mantiene en la fe, la esperanza y la caridad.
SALMO
Sal 62, 2-6
R. ¡Mi alma tiene sed de ti, Señor!
Señor, tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua. R.
Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán. R.
Así te bendeciré mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios. R.
EVANGELIO
Mc 11, 27-33
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Después de haber expulsado a los vendedores del Templo, Jesús volvió otra vez a Jerusalén. Mientras caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?". Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan Bautista, ¿venía del cielo o de los hombres?". Ellos se hacían este razonamiento: "Si contestamos: "Del cielo", él nos dirá: "¿Por qué no creyeron en él?". ¿Diremos entonces: "De los hombres"?". Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: "No sabemos". Y él les respondió: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas".
Palabra del Señor.
Comentario
Detrás de toda discusión lo que se juega es discernir quién tiene autoridad para hablar o actuar en nombre de Dios. Parece que los jefes religiosos no tenían esa autoridad, sobre todo porque no eran libres, vivían pendientes del juicio ajeno. Jesús, lo mismo que Juan Bautista, hablaba y actuaba con autoridad y libertad, y por eso conducía a la gente al auténtico encuentro con Dios.

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