sábado, 3 de diciembre de 2011

San Francisco Javier, presbítero. (MO). Blanco.

Francisco estudió en la Sorbona, donde recibió el título de Maestro en Artes. Allí conoció a san Ignacio de Loyola y junto con él y un grupo de compañeros se pusieron a disposición del Papa para ir a misionar. Francisco desarrolló su actividad en India, Sri Lanka y Japón; así, durante el siglo XVI se formaron las primeras comunidades cristianas en Oriente. Es el patrono universal de las misiones.

LECTURA

Is 30, 19-21. 23-26

Lectura del libro de Isaías.

Así habla el Señor: Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no tendrás que llorar: Él se apiadará de ti al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá. Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, aquel que te instruye no se ocultará más, sino que verás a tu maestro con tus propios ojos. Tus oídos escucharán detrás de ti una palabra: "Éste es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda". El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en el suelo, y el pan que produzca el terreno será rico y sustancioso. Aquel día, tu ganado pacerá en extensas praderas. Los bueyes y los asnos que trabajen el suelo comerán forraje bien sazonado, aventado con el bieldo y la horquilla. En todo monte elevado y en toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua, el día de la gran masacre, cuando se derrumben las torres. Entonces, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más intensa ?como la luz de siete días? el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que le infligió.

Palabra de Dios.



Comentario

Dios se apiada de su pueblo. Las imágenes de bienestar ?buena lluvia sobre la tierra, alimento para el ganado, manantiales, luz? están expresando que Dios quiere la vida. Él pondrá fin al tiempo de guerra. Él vendará todas las heridas.



SALMO

Sal 146, 1-6

R. ¡Felices los que esperan en el Señor!

¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios, qué agradable y merecida es su alabanza! El Señor reconstruye a Jerusalén y congrega a los dispersos de Israel. R.

Sana a los que están afligidos y les venda las heridas. Él cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre. R.

Nuestro Señor es grande y poderoso, su inteligencia no tiene medida. El Señor eleva a los oprimidos y humilla a los malvados hasta el polvo. R.



EVANGELIO

Mt 9, 35?10, 1. 5-8

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha". Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "Vayan a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente".

Palabra del Señor.



Comentario

Jesús se compadece ante la gente desorientada como ovejas sin pastor. Él se apiada, cura, enseña, guía. La tarea es grande también hoy, en que vemos tantos hermanos y hermanas sin rumbo y sin esperanza. Como a los doce, también a nosotros nos convoca el Señor para esta tarea de amor y misericordia: anunciar la buena noticia y extirpar toda forma de mal.

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