Santos Joaquín y Ana, -
padres de la Virgen María. (MO). Blanco.
Los
evangelios canónicos no nos brindan ningún dato sobre los abuelos de
Jesús. Sí, en cambio, son nombrados en el evangelio apócrifo de
Santiago. La tradición cristiana los presenta como dos ancianos
estériles, que piden a Dios la gracia de un hijo. En esto, Joaquín y Ana
son, como varias figuras del antiguo testamento, modelo de confianza en
Dios y muestra de que Dios puede obrar allí donde parece imposible. Su
fiesta también nos hace tener presente toda la realidad humana de Jesús,
que creció en una familia y que de niño recibió el cuidado y la ternura
de sus abuelos.
LECTURA
Éx 20, 1-17
Lectura del libro del Éxodo.
Dios
pronunció estas palabras: Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir
de Egipto, de un lugar de esclavitud. No tendrás otros dioses delante de
mí. No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay
arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en
las aguas. No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto, porque yo
soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los
padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me
aborrecen; y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me
aman y cumplen mis mandamientos. No pronunciarás en vano el nombre del
Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en
vano. Acuérdate del día sábado para santificarlo. Durante seis días
trabajarás y harás todas tus tareas; pero el séptimo es día de descanso
en honor del Señor, tu Dios. En él no harán ningún trabajo, ni tú, ni tu
hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el
extranjero que reside en tus ciudades. Porque en seis días el Señor hizo
el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo
día descansó. Por eso el Señor bendijo el día sábado y lo declaró
santo. Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en
la tierra que el Señor, tu Dios, te da. No matarás. No cometerás
adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No
codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo,
ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra
cosa que le pertenezca.
Palabra de Dios.
Comentario
Así
se define Dios: "el que te sacó de la esclavitud", y así deberíamos
considerarlo nosotros. Es quien intervino en nuestra historia y la de
nuestros familiares, amigos, nuestro pueblo y mucha gente más. Podemos
hacer el ejercicio de buscar en nuestra memoria las acciones de Dios en
nuestra vida. De esta manera, podremos dirigirnos a él con una acción de
gracias.
SALMO
Sal 18, 8-11
R. ¡Tú tienes palabras de vida eterna, Señor!
La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. R.
Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón; los mandamientos del Señor son claros, iluminan los ojos. R.
La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. R.
Son más atrayentes que el oro, que el oro más fino; más dulces que la miel, más que el jugo del panal. R.
EVANGELIO
Mt 13, 18-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús
dijo a sus discípulos: Escuchen lo que significa la parábola del
sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende,
viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón:
éste es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe
en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta
en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es
inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a
causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla
entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las
preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no
puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que
escucha la Palabra y la comprende. Éste produce fruto, ya sea cien, ya
sesenta, ya treinta por uno.
Palabra del Señor.
Comentario
Escuchar
la Palabra parece fácil. El compromiso está en dejarla que dé fruto. Y
para eso hay que tener apertura, paciencia y esperanza. Es necesario que
descubramos que el fruto de la Palabra nos moviliza, nos hace crecer y
cambiar. ¿Estamos dispuestos a eso?
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