miércoles, 31 de julio de 2013

San Ignacio de Loyola, presbítero. (MO). Blanco.
LECTURA
Éx 34, 29-35
Lectura del libro del Éxodo.
Cuando Moisés bajó de la montaña del Sinaí, trayendo en sus manos las dos tablas del Testimonio, no sabía que su rostro se había vuelto radiante porque había hablado con el Señor. Al verlo, Aarón y todos los israelitas advirtieron que su rostro resplandecía, y tuvieron miedo de acercarse a él. Pero Moisés los llamó; entonces se acercaron Aarón y todos los jefes de la comunidad, y él les habló. Después se acercaron también todos los israelitas, y él les transmitió las órdenes que el Señor le había dado en la montaña del Sinaí. Cuando Moisés terminó de hablarles, se cubrió el rostro con un velo. Y siempre que iba a presentarse delante del Señor para conversar con él, se quitaba el velo hasta que salía de la Carpa. Al salir, comunicaba a los israelitas lo que el Señor le había ordenado, y los israelitas veían que su rostro estaba radiante. Después Moisés volvía a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba de nuevo a conversar con el Señor.
Palabra de Dios.

Comentario
Cuando conocemos a alguien que tiene una profunda espiritualidad, un compromiso con Dios desde el corazón, lo reconocemos por su semblante, su mirada, su voz y sus gestos. Nos llama la atención su paz y sus palabras. Así debió de ser Moisés, y así se presentaba ante su pueblo.

SALMO
Sal 98, 5-7. 9
R. ¡Santo eres, Señor, Dios nuestro!
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios, adórenlo ante el estrado de sus pies. ¡Santo es el Señor! R.
Moisés y Aarón, entre sus sacerdotes, y Samuel, entre los que invocaban su Nombre, clamaban al Señor y él les respondía. R.
Dios les hablaba desde la columna de nube; ellos observaban sus mandamientos y los preceptos que les había dado. R.
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios, y adórenlo en su santa Montaña: el Señor, nuestro Dios, es santo. R.

EVANGELIO
Mt 13, 44-46
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
Palabra del Señor.

Comentario
En ambos ejemplos, aparece la palabra "encuentra". El Reino se encuentra porque es don de Dios, gracia, regalo. Y cuando lo encontramos, nos llena de tanta alegría que lo que teníamos hasta ese momento, deja de tener valor. Por eso, ante las renuncias, en lugar de dramatizar, precisamos encararlas con alegría de haber encontrado a Dios.

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