Santa María Magdalena. (MO). Blanco.
Santa
María Magdalena, liberada por el Señor de siete demonios, se convirtió
en su discípula. Siguió a Jesús hasta el monte Calvario, y mereció ser
tanto la primera en ver al Señor resucitado, en la mañana de Pascua,
como la que lo comunicara a los demás discípulos.
LECTURA
Éx 14, 5-18
Lectura del libro del Éxodo.
Cuando
informaron al rey de Egipto que el pueblo había huido, el Faraón y sus
servidores cambiaron de idea con respecto al pueblo, y exclamaron: "¿Qué
hemos hecho? Dejando partir a Israel, nos veremos privados de sus
servicios". Entonces el Faraón hizo enganchar su carro de guerra y
alistó sus tropas. Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros
de Egipto, con tres hombres en cada uno. El Señor endureció el corazón
del Faraón, el rey de Egipto, y éste se lanzó en persecución de los
israelitas, mientras ellos salían triunfalmente. Los egipcios los
persiguieron con los caballos y los carros de guerra del Faraón, los
conductores de los carros y todo su ejército; y los alcanzaron cuando
estaban acampados junto al mar, cerca de Pihajirot, frente a Baal Sefón.
Cuando el Faraón ya estaba cerca, los israelitas levantaron los ojos y,
al ver que los egipcios avanzaban detrás de ellos, se llenaron de
pánico e invocaron a gritos al Señor. Y dijeron a Moisés: "¿No había
tumbas en Egipto para que nos trajeras a morir en el desierto? ¿Qué
favor nos has hecho sacándonos de allí? Ya te lo decíamos cuando
estábamos en Egipto: '¡Déjanos tranquilos! Queremos servir a los
egipcios, porque más vale estar al servicio de ellos que morir en el
desierto'". Moisés respondió al pueblo: "¡No teman! Manténganse firmes,
porque hoy mismo ustedes van a ver lo que hará el Señor para salvarlos. A
esos egipcios que están viendo hoy, nunca más los volverán a ver. El
Señor combatirá por ustedes, sin que ustedes tengan que preocuparse por
nada". Después el Señor dijo a Moisés: "¿Por qué me invocas con esos
gritos? Ordena a los israelitas que reanuden la marcha. Y tú, con el
bastón en alto, extiende tu mano sobre el mar y divídelo en dos, para
que puedan cruzarlo a pie. Yo voy a endurecer el corazón de los
egipcios, y ellos entrarán en el mar detrás de los israelitas. Así me
cubriré de gloria a expensas del Faraón y de su ejército, de sus carros y
de sus guerreros. Los egipcios sabrán que soy el Señor, cuando yo me
cubra de gloria a expensas del Faraón, de sus carros y de sus
guerreros".
Palabra de Dios.
Comentario
La
lucha se muestra desigual. Los egipcios tienen rey, ejército, armas,
carros y caballos. El pueblo de Dios no tiene nada de eso. Son los
pobres de Yavé. Allí donde las fuerzas humanas no llegan a dar
respuesta, allí se manifiesta Dios.
SALMO
[Sal] Éx 15, 1b-6
R. ¡El Señor se ha cubierto de gloria!
Él
hundió en el mar los caballos y los carros. El Señor es mi fuerza y mi
protección, él me salvó. Él es mi Dios y yo lo glorifico, es el Dios de
mi padre y yo proclamo su grandeza. R.
El
Señor es un guerrero, su nombre es "Señor". Él arrojó al mar los carros
del Faraón y su ejército, lo mejor de sus soldados se hundió en el Mar
Rojo. R.
El abismo
los cubrió, cayeron como una piedra en lo profundo del mar. Tu mano,
Señor, resplandece por su fuerza, tu mano, Señor, aniquila al enemigo. R.
EVANGELIO
Jn 20, 1-3. 11-18
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
El
primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro,
María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús
amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos
dónde lo han puesto". María se había quedado afuera, llorando junto al
sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles
vestidos de blanco, sentado uno a la cabecera y otro a los pies del
lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron:
"Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi
Señor y no sé dónde lo han puesto". Al decir esto se dio vuelta y vio a
Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: "Mujer,
¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador
del huerto, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo
has puesto y yo iré a buscarlo". Jesús le dijo: "iMaría!". Ella lo
reconoció y le dijo en hebreo: "iRaboní!", es decir, "¡Maestro!". Jesús
le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a
decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y
Dios de ustedes'". María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que
había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
Palabra del Señor.
Comentario
En
los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, se relata que el grupo de
mujeres discípulas fueron juntas al sepulcro la mañana del domingo. En
cambio el evangelio según san Juan tiene la particularidad de nombrar
solamente a María Magdalena. San Agustín lo explica de esta manera:
"Según relata Juan, fue María Magdalena, sin duda en compañía de otras
mujeres que habían servido al Señor, mucho más ferviente por su amor,
hasta el punto de que Juan la menciona solo a ella, silenciando a las
que fueron con ella, como atestiguan los otros" (San Agustín,
Concordancia de los evangelios, III, 69).
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