martes, 14 de agosto de 2012

San Maximiliano María Kolbe, - presbítero y mártir. (MO). Rojo.
Maximiliano nació el 8 de junio de 1894 y fue bautizado con el nombre de Raimundo. Educado en una fuerte devoción mariana familiar, ingresó a un seminario franciscano en la Polonia austríaca, en donde adoptó el nombre de Maximiliano. Vivió sus primeros tiempos de sacerdote en plena Primera Guerra Mundial. En 1927 fundó una ciudad mariana, a 40 km de Varsovia, llamada Niepokalanow, "Ciudad de la Inmaculada", y en 1930 fundó otra en Japón. Cuando en 1939 los alemanes invadieron Polonia, fue arrestado junto con sus hermanos de comunidad, y luego fue llevado al campo de Aüschwitz. Allí se ofreció para morir en lugar de un compañero de cautiverio el 14 de agosto de 1941. El papa Juan Pablo II lo declaró santo el 10 de octubre de 1982.
LECTURA
Ez 2, 8?3, 4
Lectura de la profecía de Ezequiel.
El Señor me dirigió la palabra y me dijo: "Tú, hijo de hombre, escucha lo que te voy a decir; no seas rebelde como ese pueblo rebelde: abre tu boca y come lo que te daré". Yo miré y vi una mano extendida hacia mí, y en ella había un libro enrollado. Lo desplegó delante de mí, y estaba escrito de los dos lados; en él había cantos fúnebres, gemidos y lamentos. Él me dijo: "Hijo de hombre, come lo que tienes delante: come este rollo, y ve a hablar a los israelitas". Yo abrí mi boca y él me hizo comer ese rollo. Después me dijo: "Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas con este libro que yo te doy". Yo lo comí y era en mi boca dulce como la miel. Él me dijo: "Hijo de hombre, dirígete a los israelitas y comunícales mis palabras".
Palabra de Dios.
Comentario
El profeta no hablará su propia palabra, sino la Palabra de Dios. Por eso, primero debe alimentarse de ella, devorar ese libro (rollo) donde se encuentra plasmada. Así cada uno de nosotros, que en el bautismo hemos sido hechos profetas y profetisas, estamos llamados a repetir en nuestra vida la acción de Ezequiel: comer el libro de la Palabra de Dios. En la boca del profeta, esta Palabra es dulce como la miel. Con esa dulzura de nuestro Dios, que suaviza nuestros dolores y mitiga nuestras amarguras. Con esa energía y vitalidad propia de todo lo que es dulce conservar esa dulzura en la boca, hablar con palabras afectuosas a nuestros hermanos (www.palabrasconmiel.wordpress.com/la-palabra-que-alimenta).
SALMO
Sal 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131
R. ¡Qué dulce es tu palabra en mi boca, Señor!
Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas. Porque tus prescripciones son todo mi deleite, y tus preceptos, mis consejeros. R.
Para mí vale más la ley de tus labios que todo el oro y la plata. ¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel! R.
Tus prescripciones son mi herencia para siempre, porque alegran mi corazón. Abro mi boca y aspiro hondamente, porque anhelo tus mandamientos. R.
EVANGELIO
Mt 18, 1-5. 10. 12-14
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian y no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial. ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños".
Palabra del Señor.
Comentario
¿Quiénes son los pequeños en la comunidad? Los más débiles, los que no tienen derecho a la defensa, los que fácilmente pueden extraviarse. Esas personas deben ser las privilegiadas. Toda acción debe encauzarse, en primer lugar, para sostener la vida de los pequeños y las pequeñas.

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