domingo, 29 de mayo de 2011

Domingo 6° de Pascua. Blanco.

LECTURA

Hech 8, 5-8. 14-17

Lectura de los Hechos de los apóstoles.

En aquellos días: Felipe descendió a una ciudad de Samaría y allí predicaba a Cristo. Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras de Felipe. Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron sanos. Y fue grande la alegría de aquella ciudad. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que los samaritanos habían recibido la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. Porque todavía no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.

Palabra de Dios.



Comentario

Felipe, uno de los diáconos helenistas, evangeliza Samaria. Históricamente, judíos y samaritanos habían sido enemigos. Así como Jesús venció esa barrera del odio étnico y el prejuicio religioso, así también lo empezaron a hacer algunos miembros de la comunidad, como Felipe. Y esto produjo un efecto multiplicador. La Buena Noticia del amor de Cristo logró reunir en un solo pueblo a antiguos enemigos. Esta sigue siendo la misión: más allá de las diferencias de raza, sexo o grupo, llegar a ser la humanidad nueva recreada en el amor que Dios quiere.



SALMO

Sal 65, 1-3. 4-7. 16. 20

R. ¡Aclame al Señor toda la tierra! O bien: Aleluya.

¡Aclame al Señor toda la tierra! ¡Canten la gloria de su nombre! Tribútenle una alabanza gloriosa, digan al Señor: "¡Qué admirables son tus obras!" R.

Toda la tierra se postra ante ti, y canta en tu honor, en honor de tu nombre. Vengan a ver las obras del Señor, las cosas admirables que hizo por los hombres. R.

Él convirtió el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Por eso, alegrémonos en él, que gobierna eternamente con su fuerza. R.

Los que temen al Señor, vengan a escuchar, yo les contaré lo que hizo por mí: Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni apartó de mí su misericordia. R.



SEGUNDA LECTURA

1Ped 3, 15-18

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

Queridos hermanos: Glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia. Así se avergonzarán todos aquellos que difaman el buen comportamiento que ustedes tienen en Cristo, porque ustedes se comportan como servidores de Cristo. Es preferible sufrir haciendo el bien, si ésta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal. Cristo padeció una vez por los pecados ?el Justo por los injustos? para que, entregado a la muerte en su carne y vivificado en el Espíritu, los llevara a ustedes a Dios.

Palabra de Dios.



Comentario

Los primeros cristianos vivían en un medio ambiente adverso y hostil. Se los calumniaba y burlaba. En ese clima, la carta insiste: respondan con dulzura y respeto. Ese es el testimonio que debemos dar, aún frente a las personas que critican o no entienden nuestra fe.



EVANGELIO

Jn 14, 15-21

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: "Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes vivirán. Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él".

Palabra del Señor.



Comentario

"El Padre envía al Hijo, y el Hijo envía al Espíritu Santo. Así vino Dios a nosotros. Y en este sentido inverso nosotros llegamos al Padre. El Espíritu nos conduce al Hijo, y el Hijo al Padre. Pensemos en el Espíritu Santo como el principio divino animador de la Iglesia, que produce la animación creada, es decir, la gracia" (Pablo VI, 18/05/1966).

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